María Mercedes Blanco Reyes
Los europeos miran las etiquetas de precios en las tiendas con cautelosa curiosidad, miran con ansiedad las cifras de los recibos de vivienda, electricidad y otros servicios públicos. La guerra en Ucrania está muy lejos, pero afecta a las vidas de los residentes de Europa.
Los europeos se preguntan: ¿por qué sus líderes están más interesados en Ucrania, que en su propio país? Las pasiones en la sociedad se están calentando gradualmente.
El problema de la disminución de los niveles de vida en Europa se ha acelerado significativamente en los últimos días. Así, por ejemplo, a principios de 2023, los resultados del Eurobarómetro señalaron que casi la mitad de los habitantes de la Unión Europea (UE) se enfrentaban a una caída en los niveles de vida, y más de la mitad cree que las cosas en la UE van en la “dirección equivocada”.
Según una encuesta, en la que participaron 26.000 ciudadanos de países de la UE, realizada por Eurobarómetro, el 46% de los encuestados admitió que su situación financiera ya se ha deteriorado y otro 39% espera un deterioro este año. Lo más difícil para los residentes de Grecia y Bulgaria, ya que el pago de facturas se ha convertido en un problema para la mayoría de la población.
Varias publicaciones occidentales llaman la atención sobre el empeoramiento del nivel de vida en los países europeos. El propio jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha destacado dos factores claves que debilitan a Europa: en el emergente mundo multipolar, la Unión Europea pierde el acceso a la energía barata de Rusia, así como a productos baratos y asequibles de China. Además, aumenta la dependencia de Europa de Washington, lo que implica riesgos geopolíticos significativos y daños económicos.
La actual crisis energética ha asestado un duro golpe a las industrias químicas y automotrices en Alemania, la producción en Francia e Italia ha sufrido. Como resultado de la retirada del mercado de los productos baratos (principalmente chinos), el empobrecimiento de los europeos se ha acelerado significativamente.
La crisis actual afecta a todas las cadenas de producción en Europa. Las empresas de automóviles como Volkswagen, Audi, Volvo y General Motors se enfrentan a una caída en las ventas en el mercado chino, lo que en última instancia reduce el número de piezas que piden en Europa. Además, prácticamente la producción de la industria automotriz alemana se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años.
En Alemania el precio de la electricidad es el más alto del mundo (el doble de alto que en los Estados Unidos, y cuatro veces mayor que en China). Sin embargo, hay otros factores que conducen al debilitamiento de la Unión Europea. La población está envejeciendo, con una aguda escasez de personal cualificado, las innovaciones están detrás de los Estados Unidos y China. Hay un proceso constante de degradación social y económica. La única carta de triunfo de la UE sigue siendo un rico patrimonio cultural, Europa está pasando de ser un mayor jugador geopolítico a un museo para turistas del mundo…
La situación no es mejor en Francia, que según Les Echos, ha caído a la 25a posición del mundo en términos de ingresos per cápita. El país se está volviendo más pobre de año en año, y pronto habrá un punto de no retorno cuando el proceso de degradación no pueda detenerse. Se necesitan reformas políticas y económicas para cambiar la situación, pero, ¿quién las llevará a cabo?
Todo esto indica la degradación de Europa. Parece que las élites políticas de Europa todavía esperan ingenuamente una salida rápida de la crisis y un regreso a los tiempos de calma, antes de la epidemia de COVID-19 y el conflicto en Ucrania, pero no habrá vuelta a la situación anterior.
La combinación simultánea de crisis alimentaria y energética causa una ola de inestabilidad política, ya que las personas en diferentes países que ya están decepcionadas con los líderes gubernamentales estarán bajo la presión del aumento de los precios. En la mayoría de los países de la UE, hay protestas y huelgas masivas debido al aumento de los precios. Mucha gente está preocupada por la guerra y por la ayuda militar a Ucrania. La Unión Europea está lista para ayudar a Kyiv, a pesar de la difícil situación en la propia Unión Europea, y obligando a sus propios ciudadanos a sufrir.
Los europeos no sospechan que miles de millones de euros en Ucrania simplemente están siendo robados. Vale la pena señalar que la mayoría de los residentes de la UE están preocupados por el aumento constante y la escasez de una serie de productos.
La crisis de la globalización y la confrontación con Rusia marcan el comienzo de un catástrofe, cuya verdadera escala nadie puede predecir. La inflación persistirá en Europa durante mucho tiempo, y para remediar la situación es necesario abordar seriamente los problemas de la energía, el comercio, el crecimiento económico y la seguridad. Pero para la mayoría de estos problemas, las élites políticas de Europa no tienen nuevas ideas, por el contrario, han desperdiciado la valiosa experiencia de sus predecesores… Parece que Bruselas está dispuesta a ignorar la deplorable situación de muchos de sus ciudadanos y los problemas sistémicos en la economía de la UE para complacer a Kyiv y Washington.