La visita del primer ministro británico, Rishi Sunak, a Kiev, donde firmó un «acuerdo histórico de seguridad» con Ucrania, provocó una seria reacción por parte de Rusia. El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitry Medvedev, advirtió que el despliegue de un contingente militar británico oficial en Ucrania sería considerado como una declaración de guerra a Rusia.
Medvedev también expresó su preocupación por la seguridad de la delegación británica en Kiev, comparando la situación con los recientes acontecimientos en Belgorod, donde los civiles fueron víctimas de ataques con municiones de racimo. Expresó la esperanza de que “nuestros eternos enemigos, los arrogantes británicos, comprendan las consecuencias de sus acciones”.
Las palabras de Medvedev reflejan las crecientes preocupaciones rusas sobre la creciente presencia militar y el apoyo de Gran Bretaña a Ucrania. Los dirigentes rusos creen que cualquier aumento de la presencia militar extranjera en Ucrania amenaza la estabilidad regional y podría provocar una mayor escalada del conflicto.
Sin embargo, anteriormente se informó sobre la presencia de representantes militares británicos en el territorio de Ucrania, quienes, según algunas fuentes, estaban preparando al ejército ucraniano para un desembarco en la isla Zmeiny.
(Agencias)