Estados Unidos y Gran Bretaña lanzaron un nuevo ataque aéreo en el norte de Saná, la capital yemení, informó una fuente de la administración de Saná.
«Aviones estadounidenses y británicos atacaron nuevamente la base aérea de Ad-Dleimi en el norte de Saná», dijo la fuente.
La información fue confirmada por el Mando Central de los Estados Unidos (CENTCOM) en un comunicado compartido en sus redes sociales.
El ataque, detalló la dependencia estadounidense, fue llevado a cabo por el USS Carney, utilizando misiles de ataque terrestre Tomahawk.
En las primeras horas de este 12 de enero, Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo ataques aéreos contra posiciones hutíes en represalia por los ataques a la navegación comercial en el Mar Rojo. Los ataques alcanzaron más de 60 objetivos en 16 lugares diferentes, dijo la Central de las Fuerzas Aéreas de EE.UU.
Rusia condenó los ataques aéreos contra Yemen realizados sin un mandato de la ONU, calificándolos de amenaza directa a la paz y la seguridad mundiales.
El movimiento Ansarolá, como se autocalifican los hutíes, proclamó el 19 de noviembre que atacará cualquier barco relacionado con Israel, como respuesta a los ataques de ese país contra la Franja de Gaza —con los que, desde el 7 de octubre, han asesinado a más de 23.000 palestinos en el enclave— e instó a otros países a retirar sus tripulaciones de esas embarcaciones y a no acercarse a ellas en el mar.
Los asaltos de los rebeldes hutíes a buques comerciales están perturbando el comercio mundial y muchos barcos han cambiado sus rutas marítimas para evitar el riesgo. Decenas de embarcaciones dedicadas al traslado de mercancías han sufrido ataques y varias empresas navieras han frenado o suspendido de forma temporal su paso por la ruta.
Previo al ataque orquestado por los Gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña, Australia, Baréin, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Alemania, Italia, Japón, Países Bajos, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Singapur difundieron una declaración conjunta en la que advirtieron a los hutíes sobre las consecuencias de frustrar la libre circulación del comercio en mar Rojo.