El calor extremo amenaza la economía de EE. UU.

El calentamiento global y sus consecuencias en la economía están siendo cada vez más evidentes.

Las crecientes temperaturas en Estados Unidos están generando descensos significativos en la productividad laboral, costando miles de millones de dólares al año a la economía.

Olas de calor: frecuencia y duración en aumento

La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) reporta un incremento en la frecuencia de las olas de calor en ciudades estadounidenses durante los últimos 70 años. La temporada de olas de calor se ha extendido, siendo ahora 49 días más larga que en la década de 1960.

Esta tendencia al alza ha sido observada en 46 de las 50 principales ciudades de EE. UU. Según la EPA, los periodos de calor tempranos en primavera o tardíos en otoño pueden generar mayores riesgos para la salud, ya que las personas están menos preparadas.

Aunque las olas de calor de los años 30 siguen siendo las más intensas, la intensidad promedio actual es la más alta en la historia reciente de Estados Unidos.

El impacto económico del aumento de las temperaturas

El calor extremo no solo presenta riesgos sanitarios y medioambientales, sino también repercusiones económicas. Los trabajadores, especialmente en el sector industrial, enfrentan descensos en productividad, cometen más errores y tienen mayor riesgo de lesiones debido a las altas temperaturas.

Un estudio del 2021 en la International Journal of Biometeorology reveló que cuando las temperaturas alcanzan los 90 grados Fahrenheit, la productividad global desciende en un 25 %. Cuando superan los 100 grados, la productividad se reduce en un 70 %.

La correlación negativa entre el calor y la productividad está siendo estudiada por científicos para determinar su impacto exacto en la economía.

Las consecuencias económicas del cambio climático

El calentamiento global y sus consecuencias en la economía están siendo cada vez más evidentes. A medida que el cambio climático avanza, los efectos sobre la economía se intensifican.

R. Jisung Park, economista medioambiental de la Universidad de Pensilvania, expresó que aunque ya se sabía sobre la sensibilidad humana ante altas temperaturas, el real impacto económico es algo que recién ahora se está comprendiendo en su totalidad.

Las conclusiones apuntan a que el cambio climático puede tener efectos más profundos en la economía de lo que se pensaba anteriormente.

Pérdidas de productividad: Un costo subestimado del cambio climático

La exposición al calor ha generado una reducción notable en las horas de trabajo en Estados Unidos. Datos de The Lancet revelan que, solo en 2021, se registraron pérdidas de más de 2.500 millones de horas en sectores vitales como agricultura, construcción, fabricación y servicios.

Esta reducción de horas laborales representa un costo de 100.000 millones de dólares anuales para la economía estadounidense. Las proyecciones indican un panorama más sombrío, con pérdidas económicas por calor que podrían aumentar hasta los 500.000 millones de dólares anuales para 2050.

Desigualdades económicas acentuadas por el calor

El impacto económico del calor no se distribuye equitativamente. Los trabajadores de zonas empobrecidas en Estados Unidos enfrentan pérdidas salariales más pronunciadas durante los días calurosos en comparación con aquellos de zonas acaudaladas.

En 2021, un estudio evidenció que los trabajadores de áreas menos prósperas pierden hasta un 5 % de su salario diario debido al calor, mientras que en zonas ricas la cifra no supera el 1 %. Las proyecciones para las décadas 2040-2050 muestran una disparidad aún mayor en las pérdidas salariales entre estas zonas.

Impacto global: los países pobres en mayor riesgo

La amenaza económica del cambio climático no se limita a Estados Unidos. A nivel mundial, las naciones empobrecidas enfrentan un riesgo significativamente mayor, a pesar de haber contribuido en menor medida a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Esta situación plantea una paradoja en la que las naciones desarrolladas, siendo las principales responsables de las emisiones históricas, enfrentan pérdidas económicas, pero los países con menos emisiones históricas soportarán impactos más devastadores.

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