Los dos escenarios del geopolítico ruso Alexander Dugin: uno bueno y otro terrible

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Versiones de toda índole corren sin cesar: catastrofistas de parte de la anglósfera (https://bit.ly/3NUcNmG) y tolerantes de parte de China, además de la revelación del icónico Seymour Hersh sobre el motín efímero de Prigozhin (https://bit.ly/3PF5eSg).

David Goldman, de Asia Times, asevera que el efímero motín consolida a Putin, obligado a correrse más del lado de los hipernacionalistas (https://bit.ly/46wsIPn), al tiempo que catapulta al geopolítico ruso Alexander Dugin (AD), de 61 años (https://bit.ly/446tjWA).

Una notable postura en Rusia es la del geopolítico AD, que muchos consideran el ideólogo predilecto de Putin sobre el euroasianismo, la multipolaridad, la espiritualidad de la Iglesia ortodoxa rusa y su célebre Cuarta teoría política (https://bit.ly/3XuU4Bz).

Nunca se ha confirmado que Dugin se haya encontrado alguna vez con Putin, pero su influencia es enorme tanto en el seno del ejército y en los servicios de espionaje –su padre fue teniente general de la KGB– como en la academia.

Tan influye con sus ideas AD que el terrorismo del comediante jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM) Zelensky asesinó a su hija, la periodista Darya Dugina, de 29 años (https://bit.ly/3PDXOij).

El efímero motín del plutócrata ex vendedor de hot dogs Prigozhin fue sumamente grave.

Vale la pena recordar la reciente postura del connotado intelectual ruso Sergey Karaganov, para usar armas nucleares tácticas contra países europeos y así prevenir (sic) la tercera guerra mundial –al estilo del presidente Truman en Hiroshima y Nagasaki–, que no pocos autores consideran fue el catalizador del motín (https://bit.ly/3De5QqN).

El mismo Putin destacó el peligro del motín que pudo desembocar en un escenario similar al derrocamiento del zar Nicolás II en 1917 y a la toma del poder por los bolcheviques.

En la partida de ajedrez que se escenificó para detener a Prigozhin, Putin contó con el apoyo tanto del presidente bielorruso Lukashenko como de los chechenos islámicos de Kadirov, quienes llegaron a sitiar la ciudad rebelde de Rostov-on-Don.

Putin, en su exitosa sofocación del motín, felicitó públicamente al ejército y a los operadores de los servicios de seguridad, a los célebres ingenieros y a la juventud patriótica.

Una gran pancarta colocada en la fachada de un edificio en Colonia, Alemania, muestra una imagen del artista alemán Thomas Baumgaertel del presidente ruso Vladimir Putin vestido de presidiario. Métanlo a la cárcel, se lee en su pecho.Foto Afp

Putin, ex agente de la KGB, sabía de los preparativos de Prighozin. ¿Dejó correr el motín para desnudar a sus aliados?

Fue relevante la visita del presidente ruso a la República Islámica de Dagestán, que forma parte de la Federación Rusa. Putin juega hábilmente la carta del Islam (de 10 a 15 por ciento de la población rusa) cuando ha recibido apoyos relevantes de los grandes líderes del mundo árabe e islámico: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Turquía, países centroasiaticos, etcétera.

En el portal geopolitika.ru, AD aduce que Rusia se encuentra en un punto de bifurcación y comenta que la fase aguda del 24 de junio se ha resuelto, pero nada está todavía concluido (https://bit.ly/3r9tZff).

Para AD se trata de un conflicto de élites y contraélites, basado en la teoría de las élites de Pareto, y aborda dos escenarios: uno bueno y otro terrible.

El bueno: los indiscutibles héroes son Putin y Lukashenko por haber salvado al país. Aconseja que los incompetentes deben ser despedidos para fortalecer el poder supremo. No desecha para nada el programa de Prigozhin: la falta de justicia cuando lo peor sería sustituir la realidad con las relaciones públicas como malignidad absoluta.

El terrible escenario: dejar todo como está, no cambiar nada. Así el desastre se repetirá y esta vez será fatal. Concluye con una frase muy al estilo de Tolstoi: el enemigo lanza su segunda, más poderosa ola de ataque. La única manera de derrotar la insurgencia Wagner es volvernos Wagner. Necesitamos un ejército de triunfadores, en alusión a la burocratización sin pasión de un sector del ejército en su guerra contra Ucrania.

A AD se le escapa que la guerra no es únicamente militar, sino también multidimensional a diferentes niveles: que va desde la multipolaridad hasta la desdolarización.

alfredojalife.com

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