Netanyahu acusa a Corte Penal Internacional de antisemitismo tras orden arresto contra él

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

Un sector muy influyente de Gran Bretaña –que mediante la Declaración Balfour desembocó en la creación de Israel (bit.ly/3KczGzh) para complacer a los Rothschild– sopesa detener a Netanyahu como criminal de guerra (bit.ly/4aLmWut).

Seis abogados en derechos humanos del panel de expertos consultados por la Corte Penal Internacional (CPI), vinculados al establishment británico –como la libanesa Amal Alameddin, esposa del celebre actor George Clooney–, se pronunciaron por perseguir a Netanyahu (bit.ly/3WMj5d6).

En forma impactante, el rotativo globalista Financial Times FT) (bit.ly/4bL8of9) apoya las órdenes de aprehensión de la CPI (on.ft.com/3VcEpaB). ¿Los banqueros Rotschild que crearon Israel admiten que el primer ministro Netanyahu se ha vuelto un lastre para los intereses supremos del globalismo, hoy en grave crisis (bit.ly/3QKuNkw)?

Hasta el jázaro Gideon Rachman, del FT, confiesa que la orden de arresto de la CPI constituye un golpe demoledor a Israel: la decisión del fiscal contra Netanyahu y Gallant es un enorme revés para Israel y será crítica la respuesta de EEUU (on.ft.com/4bJTIwL).

El problema es que EEUU no reconoce a la CPI para no ser motivo de la persecución de sus bélicos anteriores presidentes, como Baby Bush, Bill Clinton y Obama.

Netanyahu amenazó (¡literal!) al fiscal de la CPI: debe estar preocupado por su situación y la del tribunal y espero que los jueces no acepten sus recomendaciones (bit.ly/3V95J9o).

La cancillería francesa, al unísono con Bélgica, apoya la independencia de la CPI y su lucha contra la impunidad en todos los casos (bit.ly/4bu1r2a). El catalán Josep Borrell, a cargo de las relaciones exteriores de la Unión Europea, comentó que sus miembros no tienen opción, más que detener a Netanyahu (bit.ly/4auL4Ba).

Ocho senadores bipartidistas de EEUU –encabezados por el pugnaz Lindsey Graham, quien aboga por el modelo de ataque nuclear contra Hiroshima (bit.ly/4atHM15), emitieron una declaración rocambolesca, donde fustigan a la CPI por poner en peligro las negociaciones de paz en el Medio-Oriente (bit.ly/3WTAZKW).

¿Cómo puede el Congreso de EEUU sancionar a la CPI cuando no reconoce su jurisdicción (bit.ly/4bIIad4)?

El jázaro Antony Blinken comenta en forma cómica que la orden de arresto de la CPI pondría en peligro los esfuerzos de liberación de los secuestrados israelíes (bit.ly/3yp0gT0).

Temeroso de perder su relección, debido al decisivo apoyo del lobby israelí (amzn.to/4dDBoqO), Biden, quien ha confesado ser sionista (politi.co/3QUdqhm), arremetió contra la CPI y su «ultrajante orden de arresto», ya que no existe equivalencia ninguna entre Israel y Hamas. Biden concluyó que tampoco existe el tal genocidio (bit.ly/3wKoHd9) sentenciado por la otra Corte Internacional de Justicia en La Haya en contra de Israel.

A menos que se trate de una mascarada jurídica geopolítica, lo que más perturbó a los cacofónicos palafreneros de Netanyahu en EEUU es que el fiscal británico de la CPI, de origen pakistaní, Karim Khan, haya usado para su dramática proclama a CNN (bit.ly/3ysxAIR), portavoz oficioso del Partido Demócrata.

En forma sarcástica, BRICS News ironiza que EEUU sentencia que la CPI tiene el derecho de perseguir a Rusia, pero no a Israel (bit.ly/44OQPIN). Al siempre desafiante Netanyahu (bit.ly/3V94erV) sólo le queda vociferar que la CPI es antisemita –a la que siempre ha denostado de lo mismo (bit.ly/4bHTxCJ)–, igual que el jázaro Chuck Schumer, líder del senado de EEUU (bit.ly/3WQjYBu).

Resulta y resalta que el antisemitismo es una aberrante definición negativa hollywoodense sin su antónimo semita (bit.ly/4bpyNzl). El grave problema semántico es que Netanyahu no es semita, sino jázaro ashkenazi (bit.ly/4bQeMT7), de origen turco-mongol no semita (bit.ly/4bMRBZ1). Esa no es una muy buena defensa.

alfredojalife.com

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