Dos caminos: “Una decisión”

Víctor Elías Aquino

El paso de los siglos no ha impedido que la muerte se mantenga a través de la historia de la humanidad como uno de sus grandes misterios, solo hay que hacer el ejercicio de pasar revista a la forma en que las distintas culturas visualizan el deceso de las personas.

Inicio con la antigua cultura egipcia que tiene un sello distintivo en el tiempo, porque diseñaba pirámides para sus muertos de alta casta (todavía hoy son testigos del tiempo); en tanto que, la China, se distinguió por su modalidad de construir tumbas inmensas para sus emperadores. Los vikingos no se quedaban atrás, vestían a los guerreros muertos y les ponían en botes ardientes, que eran llevados por el viento.

Y más próximo a lo que es nuestra cultura y costumbre, los indios norteamericanos sepultaban armas y herramientas con sus muertos, para que los usaran en los Felices Prados de Caza. Historias como estas y otros detalles aparecen en: https://www.ebglobal.org/articulos-biblicos/a-donde-vamos-cuando-morimos

Thomas Carlyle (Escocia 4 de diciembre de 1795-Londres, 5 de febrero de 1881),  filósofohistoriador, describe en su historia de la Revolución Francesa, que un duque de Orleans que no creía en la muerte. Sin embargo, hagamos lo que hagamos, “nuestros días, horas, minutos y segundos en la tierra están contados”. Nadie puede agregar un segundo más al tiempo que tiene prefijado desde el inicio de los tiempos.

Mientras que, el denominado príncipe de los predicadores, Charles Haddon Spurgeon (Kelvedon, Reino Unido, 19 de junio de 1834 – Menton, Francia, 31 de enero de 1892) fue un teólogo, predicador, misionero, quien escribió escribió: “pero, quienes no somos lunáticos, sabemos que nuestros senderos escabrosos conducen a la tumba”.

Los seres humanos somos pensantes y como ya se ha dicho en otras ocasiones, no podemos actuar como el avestruz, “que supuestamente esconde la cabeza en la arena, creyendo que así el enemigo no lo verá”.

El Salmo 90:10, escrito por Moisés dice: “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años· Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo”. Porque pronto pasan y volamos. La pregunta importante sería, ¿a dónde volamos?

Viajamos sin pasaporte hacia el lugar que hayamos escogido en esta tierra. Solo hay dos caminos que escoger: o escogemos servir a Dios o lo que ofrece este mundo; pero, cuando no nos hemos preparado para la vida, tampoco nos hemos preparado para muerte.

Un solo Dios que se manifiesta en tres personas diferente: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cuando Tomas dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: “Yo soy el camino y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, (Juan 14:6).

Un poema que leí hace tiempo habla de dos caminos para escoger: “El quicio de una puerta honrada o el harén del vicio”.  Hago mutis, el lector tiene la palabra…

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