(AFP) Ucrania vive desde hace 500 días una guerra de la que no se vislumbra el fin: el país reclama más armas para sostener una contraofensiva que avanza lentamente y sus ciudades son periódicamente bombardeadas por las tropas rusas.
La contraofensiva lanzada a inicios de junio para reconquistar territorios en el este y el sur se lleva a cabo con combates feroces y bajas significativas.
Las fuerzas rusas desplegaron una poderosa defensa y Ucrania carece de aviación y de municiones de artillería para desmantelarla.
Los rusos «han construido fortificaciones sólidas, tienen mucho equipo», dice Antonina Morajovska, una residente de 73 años de Nikopol (sur), que cree que el conflicto da para largo.
«Veo los avances de los nuestros, no lo tiene fácil. Con este calor pienso en ellos todo el tiempo, pobres», comenta esta maestra jubilada.
A pesar de los millonarios paquetes de ayuda militar de las potencias occidentales, el ejército ucraniano solo consiguió recuperar unos pocos cientos de km2 y liberar una decena de localidades desde el inicio de la contraofensiva.
Un resultado muy alejado de sus rápidas victorias del año pasado, cuando reconquistó más de 9.000 km2 en nueve días al este de Járkov en septiembre y 5.000 km2 en noviembre en la región de Jersón.
«La ofensiva no es rápida, eso es un hecho», reconoció el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que presiona a las potencias occidentales para obtener armas de largo alcance y aviones de combate F-16.
«Sin armas de largo alcance, es difícil no solo llevar a cabo misiones ofensivas sino también, para ser honesto, operaciones defensivas», explicó.
Algunas expresiones de impaciencia, incluso occidentales, por el hecho de que las tropas ucranianas no hayan podido aún abrir una brecha en un frente de más de 1.000 km de extensión provoca crispación en Ucrania.
«Me molesta», declaró a finales de junio el jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valery Zaluzhny, frustrado a su vez por la lentitud de las entregas de armas, aviones y municiones prometidas por las potencias occidentales.
Una frustración mayor aún si se considera que Ucrania proclama su intención de recuperar no solo los territorios tomados por Rusia desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, sino también la península de Crimea y las regiones separatistas bajo control ruso desde 2014.
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