Juan Pablo Duch
El creciente apoyo de la OTAN a que Ucrania utilice, con condiciones, las armas occidentales en territorio ruso, más allá de la zona de combates, o la entrega de cazas estadunidenses F-16, provoca irritación en el Kremlin, incrementa la tensión entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados y, en suma, podría convertirse en la mecha que haga estallar el barril nuclear.
Sólo hace falta encender un fósforo. Y con cada bravata, la mecha que separa el mundo de la hecatombe atómica se hace más corta. Después de que el inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, autorizó a Kiev a usar sus armas para defender Járkov
, no faltaron los miembros de la alianza noratlántica que se apresuraron a proclamar que también están de acuerdo en que el ejército ucranio ataque Rusia con el armamento que recibe de Occidente y no sólo, como ocurría hasta ahora, con misiles y drones fabricados en Ucrania.
La simple posibilidad de que suceda un ataque con armas occidentales hace que el Kremlin ordene realizar en Bielorrusia ejercicios con armamento nuclear táctico, al tiempo que analistas oficialistas, en la prensa y en la televisión rusas, proponen perlas como éstas: Es hora de usar las armas nucleares tácticas, la OTAN no va a responder
, considera Serguei Karaganov, quien en fecha reciente perdió el favor del Kremlin al descubrirse que tiene una casa no declarada en un país de la alianza noratlántica.
Aquí otros ejemplos: “El golpe con armas nucleares tácticas podría tener lugar después de la ‘Conferencia de Guerra’ en Suiza, ¿vamos a atacar con armas nucleares a los herederos de Hitler el 22 de junio, el día que invadió la Unión Soviética?”, se pregunta el politólogo Serguei Markov.
El efecto político y sicológico de una explosión atómica espero que pueda devolver a los políticos occidentales lo único que evitó una guerra entre las grandes potencias después de 1945: el miedo a una guerra nuclear
, opina el experto Dimitri Suslov.
“Con sólo 32 misiles Iskander se podría borrar de la faz de la tierra todo un país como Polonia”, se siente orgulloso Dimitri Kisiliov, conductor del programa informativo dominical de Piervy Kanal de la TV pública rusa tras comparar el despliegue de esos misiles con una impresionante erección
.
De modo tan irracional como irresponsable, todos están jugando con fuego.
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