Hace seis meses, Aurelina había decidido venir a vivir con su madre a esta comunidad, en una vivienda a medio construir, y de apenas una habitación, adonde llegó en busca de seguridad, porque al lado de Adón se sentía amenazada.
Pero la suerte no la protegió, porque a pesar de que salió huyendo cuando el victimario llegó en busca de ella, varios de los disparos impactaron su cuerpo, cayendo abatida en la puerta de la casa de un vecino del sector.
Logrado ese objetivo, Adón volvió a la casa, cargando su horrible objetivo de eliminar a la madre de ésta, su suegra, a quien disparó seis veces. Ambas, madre e hija, fallecieron de inmediato ante los ojos de una comunidad, que nunca había presenciado ni sufrido ningún tipo de tragedia, según expresaron residentes.