AFP) María Mamani camina por un supermercado en Buenos Aires cargada de pegatinas con nuevos precios para remarcar productos, un día después de que el presidente de ultraderecha Javier Milei anunciara las primeras medidas de un plan de shock para tratar de atajar la crisis argentina.
«Estamos aumentando los precios», dijo a la AFP Mamani, mientras la inflación a 12 meses llega a 160,9%. «Muchas cosas se están empezando a disparar y lamentablemente eso puede durar hasta 6 o 12 meses más».
En una tienda cercana, lo mismo: los precios subieron entre 20% y 60%.
«Tienes que trasladar (el aumento) al cliente, no queda otra», explicó el gerente de otro comercio, Miguel, que prefirió no dar su apellido. «La semana que viene va a volver a aumentar» todo.
Tres días después de asumir el poder, Milei, un economista de 53 años que durante la campaña blandía una motosierra para simbolizar su idea de recortar el gasto público, inició el tratamiento de «shock» que cree que sacará a Argentina de la crisis.
Propone realizar un ajuste fiscal equivalente a 5% del Producto Interno Bruto. El gobierno no oculta el hecho de que el país estará peor antes de ver una mejoría.
«A este gobierno no le han dejado un paciente con un dolor de muelas, hemos encontrado un paciente en terapia intensiva a punto de morirse. No estamos dispuestos a que se muera», reiteró este miércoles el portavoz del gobierno, Manuel Adorni.
Los cortes van desde una devaluación de 50% del peso hasta un recorte de los generosos subsidios al transporte, energía y al combustible, y la suspensión de la obra pública.
El objetivo es recortar unos 25.000 millones de dólares de gasto público, 5% del PIB del país, en un intento por revertir un déficit fiscal crónico en la tercera economía más grande de América Latina.
– «Meses duros» –
Aunque preocupados, muchos argentinos en la calle están resignados, conscientes de que Milei ganó por sus promesas de ajustes.
«Va a ser complicado para todos porque apenas llegamos a fin de mes», lamentó Camila Heig, una estudiante de 18 años que se rebusca con tres empleos. «Para ver un cambio a mejor en la Argentina, vamos a tener que soportar unos meses duros».
En una concurrida parada de autobús de la capital, los pasajeros esperan, bajo un calor pegajoso, un viaje subsidiado que actualmente les cuesta 52 pesos, apenas 6 centavos de dólar al cambio actual.
Argentina cuenta con una vasta y eficiente red de transporte público, con buses, metro y trenes de cercanías, y los usuarios se están preparando para el impacto en sus bolsillos a medida que el gobierno reduzca los subsidios a partir de enero.
«Me dio bronca (molestia) el aumento, pero era algo que tenía que suceder», señaló Sebastián Medina, un trabajador de 48 del correo mientras esperaba el colectivo.
Otro pasajero, Ryan Jimenez, vendedor de autos de 27 años, indicó que teme el impacto de la suba, aunque apoya las medidas. «Si no sucede algo no va a pasar nada», aseguró.
– «Paga el pueblo» –
Milei ganó las elecciones en noviembre tras capitalizar una furia acumulada por décadas entre recurrentes crisis económicas con alta deuda, inflación y déficit fiscal.
Su nuevo gobierno repite una y otra vez que el país está al borde de la hiperinflación como resultado de la mala gestión de sus predecesores, y además insiste en que «no hay plata».
Ha dicho sin embargo que el Estado contemplará gastos en asistencia social «a los caídos», y en esa línea el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que se mantendrán planes sociales de trabajo, y que se fortalecerán asignaciones económicas que reciben los más desfavorecidos.
Si bien el Fondo Monetario Internacional (FMI) acogió con satisfacción el plan, la principal central sindical CGT criticó que las medidas las «paga el pueblo».
El plan de austeridad «pondrá a millones de argentinos y argentinas en una situación socioeconómica desesperante» y «dinamitará el poder adquisitivo de los salarios».
Milei enfrenta su primer desafío en las calles la semana que viene con dos manifestaciones previstas para conmemorar a unos 40 muertos por la represión policía durante disturbios y saqueos en manifestaciones por la crisis económica de 2001.
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