David Brooks y Jim Cason
Nueva York y Washington. Tal vez una de las figuras más oscuras del superpoder estadunidense, un premio Nobel de la Paz, ex profesor de Harvard y quien también ha sido acusado de ser el autor intelectual de crímenes contra la humanidad, golpes de Estado y acciones militares ilegales alrededor del planeta, cumple mañana cien años de vida, y como deseo de cumpleaños, el historiador Greg Grandin expuso que ojalá se cumpla el dicho cubano: “no hay mal que dure 100 años”.
Henry Kissinger no ha ocupado un puesto político en medio siglo, pero su enorme influencia en la geopolítica estadunidense continúa presente, advierte Grandin, profesor de historia de la Universidad de Yale y autor del libro La sombra de Kissinger.
Para marcar el aniversario, La Jornada entrevistó a Grandin con el fin de preguntarle cómo interpretar, no sólo al hombre, sino la influencia de una de las figuras estadunidenses más polarizantes de este siglo y el pasado. Kissinger fue asesor de política exterior y luego secretario de Estado de los presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, respectivamente.
–¿En América Latina, qué se debería saber sobre Kissinger en su cumpleaños número cien?
–Kissinger ha estado formalmente fuera de poder por casi 50 años, pero su presencia está en el realineamiento pos-Vietnam del poder estadunidenses, y las secuelas de los golpes de Estado en los que estaba involucrado en la región, realmente organizando golpes en Chile, Uruguay, Argentina y Bolivia, un país tras otro, entonces tal vez se debe marcar no tanto su aniversario 100 de su vida, sino el 50 aniversario de la última acción de golpe (en el que participó).
–Usted escribió que la sombra de Kissinger sobre el ejercicio del poder estadunidense es larga y sigue presente. ¿Cómo se expresa esto?
–Primero, creo que es importante separar la culpabilidad de las cosas de las que Kissinger es personalmente responsable y el lanzamiento de un sistema sobre el cual presidió. Por supuesto es personalmente responsable por muchas cosas, pero creo que es más importante pensar sobre cómo su vida es parte de un mapa de un periodo cuya consecuencia en la historia estadunidense es enorme. Sus decisiones y formulación de políticas abrieron puertas y ventanas que ayudan a explicar cómo este país se mueve desde (las guerras de) Vietnam a Irak, de cambios de normas de lo que es permisible. Mucho se puede decir de él, y seguro que hay una larga sombra, pero no me gusta la idea de un genio o una figura tipo Moriarty, pero su presencia ayuda a pensar cómo evolucionó (la política) estadunidense bajo gobiernos de ambos partidos.
“Tomemos algo grande: Kissinger tuvo que mantener en secreto el bombardeo a Camboya (se calcula que causó más de 100 mil muertes entre 1969 y 1973 en ese país) porque era ilegal bombardear un país del tercer mundo. Y cuando invaden Camboya, tienes a un grupo de liberales de la guerra fría de Harvard que van a Washington a protestar porque no se había declarado una guerra contra Camboya. Hoy día, es completamente parte de la sabiduría convencional que Estados Unidos tiene el derecho de actuar en países del tercer mundo en nombre de lo que define autodefensa y seguridad nacional. Eso es algo que ha cambiado, y creo que así es debido a las acciones que tomó Kissinger, y pienso que uno puede ver alrededor del mundo, a diferentes regiones, y ver el impacto de las políticas de Kissinger, más notablemente en Medio Oriente.”
–¿Básicamente, qué cambió?
–El derecho de Estados Unidos de bombardear a países del tercer mundo. De hecho, Kissinger respondió hace unos pocos años cómo justificaba lo de Camboya, dijo: ‘pues miren, lo que está haciendo (Barack) Obama con los drones, es lo mismo –aunque claro que no en un mismo nivel, pero tampoco está equivocado’. Ahora es justificado atacar a países del tercer mundo, y aunque eso podría haberse logrado sin Kissinger, es útil verlo a él como una línea que atraviesa esa historia desde Vietnam hasta el día de hoy.
“Kissinger sólo ocupó puestos oficiales ocho años. Ha sido el director de Kissinger Associates por cuatro décadas, y ésta básicamente ayudó a negociar el mundo en que vivimos. Por ejemplo, él estaba involucrado en la privatización de la base industrial de la Unión Soviética, en privatizaciones masivas en América Latina y en Asia. Nunca tendremos información sobre las consecuencias de la sombra de Kissinger Associates, es una empresa privada. Entonces, sabemos qué hizo cuando estaba en el poder entre 1969 y 1976 –en Vietnam, Camboya, Laos, Timor del Este, en Angola y Mozambique, con los kurdos, en torno a Irán y Arabia Saudita, en América Latina– conocemos esa historia. Lo que no sabemos es lo que Kissinger Associates ha hecho a lo largo de cuatro décadas. Son secretos que se llevará a su tumba.”
–¿Kissinger Associates estaban involucrados en México?
–Muy involucrados, pienso que Kissinger estaba muy involucrado en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Cuando se promovía el TLCAN, Bill Clinton rehabilitó a Kissinger –porque era un presidente sin mucha experiencia en política exterior–, entonces lo rehabilitó para el Partido Demócrata.
“En el primer año de Clinton en la Casa Blanca, Kissinger entre otros asuntos, le dijo que tenía suficiente capital político para promover una reforma de salud nacional o el TLCAN, pero no ambas cosas… Clinton optó por el TLCAN sobre la reforma de salud (que era el enfoque de su esposa, Hillary). Kissinger entendía… ante la visión amplia del nacionalismo del tercer mundo, del nacionalismo económico… entendía que pondría fin a eso, como un final a la Revolución Mexicana, para retornar a la protección de la propiedad privada –fue uno delos primero tratados que tenía un mecanismo de resolución de disputas entre empresas privadas y el Estado, lo cual permitía que empresas demandaran a países por pérdidas de ganancias en el futuro y otras protecciones a la propiedad privada. Kissinger entendía que el TLCAN era un evento histórico mundial en ese sentido.”
–¿Y ahora, bajo Joe Biden y su secretario de Estado, Antony Blinken, dónde queda esa sombra de Kissinger en la política exterior?
–Pues ahora nadie parece tener un plan… no hay una gran estrategia, ni gana la idea de qué va a pasar después de la crisis en Ucrania. Estados Unidos tenía un plan después de la Segunda Guerra Mundial, planeó lo que deseaba hacer al darle fin a la guerra fría con la globalización neoliberal, pero, ahora, ¿cuál es el plan? No se sabe… parece que estamos dirigidos hacia algo aún peor que Kissinger, un equilibrio de poder sin cualquier justificación moral…. Estados Unidos no va a aceptar fácilmente el fin de su dominio. No aceptará un mundo multipolar.