Por Manlio Dinucci
Los historiadores acostumbran a describir ciertas guerras como operaciones de inversión, financieramente hablando. En ese aspecto, la guerra de Ucrania bate todos los récords. El único sentido actual de su prolongación reside en los negocios que permite hacer.
Después de su show en la ONU, donde exclamó que «la agresión rusa podría extenderse más allá de Ucrania», Zelenski pidió más miles de millones de dólares al Congreso de Estados Unidos, que hasta ahora ya ha asignado 43, 000 millones de dólares en «asistencia a la seguridad de Ucrania», o sea a fines directamente militares.
Sumando a eso otros financiamientos, oficialmente destinados a fines humanitarios pero que en realidad también sirven para la guerra, el total de los fondos que Washington ha proporcionado a Kiev sobrepasa ampliamente los 70 000 millones de dólares. Y ahora la Casa Blanca ha solicitado al Congreso 24 000 millones de dólares más para Ucrania.
Pero también hay que agregar a eso más de 30 000 millones de dólares donados a Kiev por la Unión Europea y otras decenas de miles de millones que le han aportado los gobiernos del Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá, Polonia, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Suecia, Francia e Italia.
Ese enorme flujo de dinero público, proveniente de los bolsillos de los simples ciudadanos, alimenta en Ucrania lo que el diario estadounidense The New York define como «un mercado de armas clandestino y secreto». Miles de millones de dólares han terminado en los bolsillos de altos funcionarios de Kiev, al extremo de que el gobierno ha tenido que destituir por corrupción al ministro de Defensa y ha 6 viceministros de ese ministerio. Pero esos corruptos en realidad son sólo los chivos expiatorios sacrificados para cubrir una trama de corrupción aún más extensa.
El propio presidente Zelenski cuenta con importantes niveles de participación –formalmente transferidos a un socio– en 3 compañías constituidas en paraísos fiscales y ha comprado residencias de lujo en varias partes del mundo –últimamente en Egipto– por un monto de decenas de millones de dólares.
Los enormes envíos de material de guerra y de armamento que Ucrania recibe de Estados Unidos y de varias potencias europeas no son dádivas sino que se entregan a crédito. Ucrania ha acumulado así una deuda exterior tan elevada que tardará siglos en reembolsarla. Pero esa deuda aumentará aún más con la «reconstrucción» que Zelenski ha confiado al estadounidense BlackRock, la transnacional de inversiones más importante del mundo.
«La inversión en Ucrania nos está reportando enormemente», afirma el senador demócrata estadounidense Richard Blumenthal. «Hemos unido la OTAN. Hemos contribuido a restaurar la fe y la confianza en el liderazgo estadounidense moral y militar. Y todo eso sin que un solo militar estadounidense haya resultado herido o muerto.»
El líder del grupo republicano en el Senado estadounidense, Mitch McConnell, declara por su parte que «La razón fundamental para seguir ayudando a Ucrania son los fríos, duros y concretos intereses de Estados Unidos».
Breve resumen de la revista de prensa internacional Grandangolo Pangea transmitida el viernes 22 de septiembre de 2023 por el canal italiano Byoblu.
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