La exposición a la luz azul emitida por dispositivos electrónicos como televisores, smartphones y tabletas puede afectar los ritmos circadianos, que son los mecanismos internos que regulan nuestro reloj biológico.
Aunque muchas personas aseguran que la luz de la televisión y el murmullo de fondo pueden ayudar a conciliar el sueño de manera efectiva, investigaciones recientes revelaron una serie de posibles riesgos para la salud asociados con esta práctica aparentemente inofensiva.
Un estudio reciente realizado por un equipo de la Universidad de California, en Estados Unidos, evidenció que dormir con la televisión encendida podría tener impactos directos en el bienestar general de organismo, específicamente en el área cardiometabólica.
Uno de los principales problemas de este hábito radica en la luz azul que emiten dispositivos electrónicos como la televisión, los smartphones o las tablets. Esta luz puede interferir con los ritmos circadianos, esos engranajes internos que controlan el reloj biológico y se sincronizan con la iluminación natural del día y la noche.
La luz azul también tiene el poder de inhibir la producción de melatonina, la hormona responsable de regular el sueño, lo que puede afectar negativamente la calidad del descanso. Para quienes se les dificulta dormir durante las noches, mantener la televisión prendida sólo empeorará la situación, ya que el cerebro no reconocerá que es de noche y que, por lo tanto, se debe descansar.
Sin embargo, hay otros aspectos más allá del sueño. Cuando las personas fueron expuestas a una mayor irradiación lumínica durante la noche, experimentaron un aumento en la frecuencia cardíaca y una mayor resistencia a la insulina al día siguiente, lo que puede derivar en problemas como niveles elevados de azúcar en sangre y mayor riesgo de desarrollar obesidad.
La exposición a la luz artificial en el dormitorio ya sea de una televisión encendida o de una lámpara, se relacionó directamente con un mayor riesgo de desarrollar obesidad, especialmente para las mujeres según los datos recopilados por el equipo científico responsable del análisis.
Además de los problemas físicos, la falta de un sueño de calidad también puede tener repercusiones en la salud mental, aumentando el riesgo de desarrollar ansiedad o depresión. Por lo tanto, es importante prestar atención a nuestros hábitos de sueño y buscar formas de mejorar la calidad de nuestro descanso.
¿Cuál es la solución?
Además de eliminar las fuentes de luz artificial en la habitación durante la noche, se recomienda seguir una serie de pasos para mejorar la calidad del sueño. Estos son:
- Tener un horario de sueño regular.
- Cuidar la alimentación antes de acostarse.
- No beber cafeína antes de dormir.
- Crear un ambiente relajado para conciliar el sueño.
- Limitar las siestas durante el día.
- Hacer ejercicio regularmente.
- Gestionar el estrés y las preocupaciones mediante terapia.
Aunque pueda parecer tentador quedarse dormido con la televisión encendida, los riesgos para la salud asociados con esta práctica podrían superar los beneficios aparentes.
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