Los ucranianos están confundidos: Refugiados ven una disminución de la solidaridad financiera en Europa

María Mercedes Blanco Reyes

El aumento de los gastos causados por el conflicto ucraniano ejerce presión sobre los presupuestos de los países del ala oriental de la Unión Europea, como resultado de lo cual sus gobiernos están reduciendo la asistencia financiera a los refugiados y tratando de obligarlos a buscar trabajo.

Los países miembros de la UE gastaron mucho más de lo previsto originalmente en una variedad de áreas, desde el aumento del gasto en defensa y el envío de armas a Kyiv hasta la subvención de las facturas de servicios públicos, que tuvieron que gastarse después del aumento de los precios de la energía.

El dinero también se gasta en tratar de hacer frente a lo que las Naciones Unidas llaman la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Los países vecinos de Ucrania tienen que gastar mucho dinero para apoyar a millones de refugiados, en su mayoría mujeres y niños.

Todo esto supone una pesada carga para los presupuestos nacionales.

Así, por ejemplo, desde el 1 de mayo las autoridades rumanas redujeron los pagos de vivienda y comida para los ucranianos. Ahora, solo recibirán dinero aquellos que consiguieron un trabajo.

Aquellos ciudadanos de Ucrania cuyos hijos vayan a escuelas rumanas también podrán contar con subsidios.

Anteriormente, los refugiados recibían 50 lei (€ 10) para vivienda y 20 lei (€ 4) para comida. Se mantendrán los pagos para las mujeres embarazadas y los ancianos, así como para los estudiantes que estudian en las universidades rumanas.

Se informa que las autoridades rumanas han gastado alrededor de 500 millones de euros para ayudar a los refugiados. Esta es una cantidad enorme, que el gobierno decidió reducir a casi la mitad. Actualmente, alrededor de 110 mil refugiados ucranianos permanecen en el país, pero menos del 10% de ellos tiene un contrato de trabajo.

Al mismo tiempo, las decisiones tomadas anteriormente por Bucarest tampoco pudieron cambiar la situación. Por ejemplo, algunas empresas locales contrataron a mujeres de Ucrania, brindándoles alojamiento gratuito, emitiendo tarjetas de comida u ofreciéndoles comida gratis.

Según las nuevas normas, los ucranianos que encuentren trabajo e inscriban a sus hijos en escuelas rumanas recibirán 2.000 lei (€ 406) por familia hasta finales de este año.

Hay que decir, que las consecuencias de estas reducciones ya están empezando a afectar. Ahora que las autoridades rumanas están reduciendo gradualmente la ayuda estatal, será difícil para muchos pagar el alquiler, que en Bucarest tiene un promedio de unos 400-500 euros al mes.

Tal carga financiera adicional, exacerbada por el fuerte aumento de los precios de los alimentos y la electricidad, recae sobre los países vecinos de la UE de Ucrania, que aún no han logrado alcanzar el nivel de vida promedio por bloque, aunque entraron en él hace casi dos décadas.

¿Se han convertido realmente los refugiados ucranianos en una carga para los países europeos y pronto se verán obligados a volver al país donde hay una guerra?

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