Por Valentín Piña del Rosario
Los recientes acontecimientos registrados en la frontera dominico haitiana, envía un mensaje claro sobre la necesidad de que la Organización de las Naciones Unidas ONU intervenga para evitar que se produzcan agresiones que degeneren una guerra civil entre ambas naciones.
La agresión por gangas haitianas en territorio dominicano, obliga nuestras autoridades a fortalecer la seguridad fronteriza y así evitar que ante la agudización de la crisis en Haití, seamos receptores de acciones vandálicas, que están dirigidas a provocar muertes para luego manejarse como victimas ante la comunidad internacional.
Para nadie es un secreto la animadversión de los haitianos contra nuestro país, muy a pesar de que somos suplidores gratuitos de sus necesidades, y que en salud para mencionar un capitulo, el Estado dominicano destina casi la mitad de su presupuesto en asistencias médicas a inmigrantes del vecino país, que nada aportan al fisco para paliar tal situación.
Haití presenta la más seria crisis de país alguno; No tiene gobierno, no tiene registro civil, no funcionan las instituciones, no hay respeto a las autoridades, las gangas son quienes tienen el control de las calles, en fin, es una nación sin seguridad jurídica.
El problema estriba en que países como Estados Unidos, Canadá, Francia, entre otros, buscan una solución a la crisis haitiana partiendo de la republica Dominicana, dejando de lado la responsabilidad que poseen antes esta crisis y azuzan una intervención en nuestra parte, pero el que busca la carne carga los huesos.
Nuestro país no puede hacerse cargo de la crisis institucional, económica y política de Haití, más cuando ellos parecen gozarse con el conflicto a pesar de que hemos sido los principales colaboradores en las diversas dificultades que se les han presentado a lo largo de su historia
Que lo sepa el mundo “’Haití no es nuestro enemigo, pero nosotros no somos la solución a sus problemas’’.