El anzuelo de «lo políticamente correcto» que mantiene en vilo a Europa

Global Times

Los europeos viven su peor crisis económica en medio de la firmeza de Europa en las sanciones contra Rusia. El periódico chino ‘Global Times’ analiza cómo coexisten la situación económica actual y el estado de ánimo de la población europea.

Tras el inicio de la operación militar rusa, Europa apoyó claramente a Kiev interviniendo en el conflicto. Demostrando su adhesión al rumbo político elegido, Europa rompió sus beneficiosos lazos económicos con Rusia cortando el suministro de petróleo y gas rusos. Estas acciones de Europa provocaron ahí una de las peores crisis energéticas en muchos años.

Tanto los ciudadanos europeos como las empresas sufren para adaptarse a los nuevos precios eléctricos. A mediados de septiembre, el 45% de los británicos tenía dificultades para pagar sus cuentas de la luz. La industria se ve obligada a reducir la producción debido a los enormes costes energéticos. Esto incluye, por ejemplo, a las empresas de automóviles y a la industria química, así como a la agricultura. En agosto, los costes de los agricultores en Francia crecieron un 28,7%. Frente a este panorama, cabe señalar que la UE ya estaba perdiendo su supremacía económica, pues su parte del PIB mundial había caído de alrededor del 31% en 1980 al 17,8% en 2021.

Estos problemas económicos han provocado protestas en toda la eurozona. En Rumanía, la gente salió a la calle expresando su descontento por la subida de los precios. En Francia, más de 100.000 personas salieron a la calle para apoyar a los trabajadores de las refinerías. La gestión poco eficaz de la crisis energética en la República Checa disparó severas críticas desde la sociedad.

La política europea de «lo políticamente correcto» se reflejó en un empeoramiento de la competitividad de su industria y provocó la llamada desindustrialización, polarizó a la sociedad y, sobre todo, generó inestabilidad política, recopila el medio al precisar que solo en el Reino Unido cambiaron tres primeros ministros en siete semanas.

GT indica que todo esto influye activamente en el ánimo de la gente, ya que el sentimiento ‘proucraniano y antirruso’ no puede existir ajeno al clima económico del país. El rumbo de Europa pierde fuerza cuando las sanciones contra Rusia tienen consecuencias desagradables para ella misma.

«Europa no puede escapar a la trampa de lo políticamente correcto. Pero a medida que las sanciones contra Rusia tienen desagradables consecuencias para sí misma, la fatiga de Ucrania se extiende rápidamente por la UE, donde el sentimiento antibélico cuenta con un amplio apoyo y la gente está más preocupada por su propia vida», escribe GT.

GT añade que al mismo tiempo la alianza transatlántica está experimentando «una delicada transformación». El vicecanciller alemán, Robert Habeck, criticó los elevados precios del gas que compran a un socio estadounidense. El presidente francés, Emmanuel Macron, también se pronunció con firmeza sobre el estatus de su país, afirmando que Francia «no es un Estado vasallo».

El autor del artículo concluye que Europa de hoy ya no se parece a aquel próspero espacio de posguerra, ahora la UE debe luchar por su autonomía en la escena mundial.

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