Un jaguar esperó pacientemente una hora en lo alto de un árbol en Brasil a la espera de que su presa se asomase en el río bajo sus patas. Cuando vio a un caimán a tiro, el felino saltó desde una altura de tres metros y se abalanzó sobre el reptil.
El caimán acabó sucumbiendo a la fuerza de los dientes del jaguar y convirtiéndose en el plato principal del día.