Por Valentin Piña del Rosario
Con la explosión el pasado fin de semana de este caso de corrupción; la operación calamar, que no es nuevo, lo que son nuevas son las acciones en torno a el, vuelve a ponerse a prueba la intensión del ministerio público de administrar justicia.
A pesar de que en el país no existe ese precepto, como instrumento de ordenamiento jurídico, en el país hay fortunas que no soportan una auditoria y que dejan claras evidencias de que se han hecho uso de los recursos del Estado para acuñarlas.
El apresamiento de los ex funci0narios del gobierno pasado Donald Guerrero, Gonzalo Castillo y José Ramón Peralta entre otros, nos obliga a reflexionar sobre el uso dado al dinero del pueblo cuando se está en una posición pública, y reclama una mayor vigilancia de esos recursos y sobre la libertad que se puede atribuir un funcionario de utilizar en lo sea los mismos como si fuera de su privada.
No quiero especular, solo aspiro a que la justicia juegue su rol a la altura de las circunstancias y que, de hallarlos culpables, apegados al fardo de las pruebas, se apliquen condenas contundentes, pero además la expropiación de esos bienes sustraídos que son míos y suyos, y que exista un verdadero régimen de consecuencias y que asuma un rol protagónico en este y todos los casos de corrupción administrativa.
Y démosles la oportunidad a los defensores de los encartados a defender a sus acólitos, pero apegados a la verdad, que puedan probar que no fueron las empresas de Gonzalo Castillo las que ganaron el 90 % de las licitaciones en Obras Publica y sobrevaluaron los presupuestos, que no había una componenda desde ministerio administrativo de la presidencia para hacer compras fraudulentas en contra del Estado y de particulares y que prueben que son inciertas todas las imputaciones que esgrime el ministerio público.
De ser yo uno de los acusados y fuera inocente de los cargos señalados, fuera yo el primero que quisiera que todo se aclare, y tener una sentencia que me absuelva, para hacerle una ampliación y colocarla en la entrada de cada despacho gubernamental para que todos sepan que me manejé pulcramente y que puedo exhibir con la frente en alto mi honestidad.
Pero de no ser así, sin importar lo que digan algunos sectores imparciales pero que pertenecen a la cuadra de Danilo Medina y el Partido de la Liberación Dominicana, que se aplique todo el peso de la ley, que se expropien de los bienes sutraidos y vuelvo a repetir, que se sienta el régimen de consecuencia sobre los inculpados condenados, es la única manera de desmontar de mentes malsanas que en el Estado se puede robar y nada pasa.
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