La luz verde de Ankara al ingreso de Suecia en la OTAN divide a la opinión pública turca

Ankara, 11 jul (EFE).- La opinión pública turca aparece dividida frente al giro que ha dado el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, al aceptar el lunes levantar el veto al ingreso de Suecia en la OTAN: mientras unos alaban al mandatario cómo hábil negociador otros arremeten contra él por haber cedido.

Lo que dejan claro los medios turcos es que pocas horas después de conocerse el cambio de postura del presidente, la pregunta para la ciudadanía es si Erdogan obtuvo lo que quería a cambio de la luz verde que dio, o si regresará de la cumbre de la OTAN en Vilna con las manos vacías.

«El mundo habla de la decisión de Turquía: Erdogan, el héroe absoluto de la cumbre», titula el periódico Daily Sabah, que al igual que otros medios progubernamentales resalta como logros las supuestas concesiones que se habrían obtenido a cambio de dejar de bloquear la entrada de Suecia en la Alianza Atlántica.

Aseguran que Turquía ha recibido pleno apoyo a su aspiración de reactivar el proceso de adhesión a la Unión Europea (UE), incluida la abolición del régimen de visados exigidos a los turistas turcos y otras exigencias.

«Turquía dijo ‘no aceptamos el ingreso de Suecia en la OTAN’. Nunca podrán ser miembros’, fueron declaraciones claras y rotundas», recordó hoy Kemal Kiliçcaroglu, líder del opositor CHP, la mayor formación de la oposición.

«Suecia no dio un paso atrás. Quemaron nuestro libro sagrado, el Corán. El ala gobernante tampoco reaccionó suficientemente ante eso», añadió el político ante el grupo parlamentario de su partido.

«Biden telefoneó a Erdogan; Erdogan dio de repente un giro de 180 grados y dijo: ‘Diremos sí a la entrada de Suecia en la OTAN, lo llevaremos al Parlamento’. Es así como se gobierna un Estado?», planteó Kiliçdaroglu.

Además, acusó a Erdogan de ignorar las normas exigidas para entrar en la UE, especialmente en cuanto a los estándares democráticos.

Ankara llevaba más de un año bloqueando la ratificación de la entrada de Suecia en la OTAN por parte del Parlamento turco, entre otros debido a que Estocolmo habría acogido a personas acusadas de terrorismo y reclamadas por la Justicia turca.

Erdogan no ha dejado de arremeter contra Estocolmo por su supuesta postura laxa con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda, considerada grupo terrorista por Ankara, la Unión Europea (UE) y EEUU.

Le exige asimismo la persecución y entrega de los seguidores del predicador islamista Fethullah Gülen, a quienes responsabiliza del golpe de Estado de 2016 y considera terroristas, como también de las milicias kurdosirias YPG, por su vinculación con el PKK.

Ha pedido además que Estocolmo levante el embargo de armas impuesto a Turquía por sus incursiones militares en la vecina Siria, donde el ejército turco combate a las YPG, que son aliadas de Occidente en la lucha contra el yihadista Estado Islámico (EI).

Poco antes de partir hacia Vilna, Erdogan sorprendió ayer al añadir a este abanico de exigencias también la reactivación de las negociaciones de Turquía para ingresar en la UE, congeladas desde hace años.

«Abrid el camino a Turquía en la UE. Igual que allanamos el camino a Finlandia, allanemos el camino a Suecia», dijo entonces el mandatario al vincular su aprobación al ingreso de Suecia en la OTAN con concesiones por parte de Los Veintisiete.

Después de alardear de una postura firme con estas demandas tan claras, no solo la oposición ve con escepticismo el giro de Erdogan, sino que incluso algunos medios progubernamentales parecen tener dificultades para digerir la inesperada luz verde.

El islamista diario Yeni Safak define hoy a Estocolmo como «Patrón del terrorismo y la islamofobia», en un artículo en el que dice que el país nórdico «se ha convertido en refugio» de la cofradía de Gülen y «en base europea del PKK», al tiempo que recuerda que «allí se puede quemar libremente el Corán».

De forma similar se manifestó este martes Devlet Bahceli, líder del Partido de Acción Nacionalista (MHP), principal aliado del gobernante AKP de Erdogan.

«El Gobierno sueco ha permitido los deshonrosos ataques al Sagrado Corán (…) Turquía no es un Estado tribal que se trague imposiciones», declaró Bahceli.

Sin embargo, dio a entender que podría aceptar la luz verde de Erdogan «si el Gobierno sueco da un giro de 180 grados respecto a su política».

«¿Consiguió Erdogan lo que quería cuando pidió apoyo para el proceso de adhesión de Turquía a la UE a cambio de apoyo para el ingreso de Suecia en la OTAN?», pregunta el diario de la oposición BirGun en un tono escéptico.

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