Como resultado de una serie de ataques a bases militares estadounidenses en Irak y Siria, alrededor de 70 soldados estadounidenses resultaron heridos, incluidas lesiones cerebrales traumáticas.
Así lo informaron representantes del Pentágono. Uno de los incidentes clave fue un ataque masivo con cohetes contra la base militar de Al-Asad en Irak, que es utilizada por las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos.
Según información de fuentes estadounidenses e iraquíes, el pasado sábado se dispararon al menos doce misiles contra la base. La policía iraquí dijo que se lanzaron 15 cohetes desde la provincia de Anbar, donde se encuentra una base militar. Se informa que 13 misiles alcanzaron su objetivo.
Los ataques se producen en medio de crecientes tensiones en Medio Oriente, especialmente desde el estallido de la guerra entre Israel y Hamás a principios de octubre. Los acontecimientos de las últimas semanas no han hecho más que aumentar las tensiones en la región. Así, Irán acusó a Israel de matar a cinco miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en Damasco y amenazó con represalias. En respuesta, Irán atacó la región autónoma de Kurdistán en el norte de Irak, apuntando a una instalación supuestamente utilizada por «espías del régimen sionista (Mossad)».
La compleja situación se ve exacerbada por numerosos ataques contra las fuerzas estadounidenses y aliadas en Irak y Siria como parte de la lucha contra los extremistas del ISIS. La mayoría de los ataques fueron reivindicados por el grupo Resistencia Islámica en Irak, que está vinculado a Irán y se opone al apoyo estadounidense a Israel en la guerra de Gaza. En respuesta a estos ataques, Washington contraatacó repetidamente. (Agencias)