Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
En la cumbre tectónica 15 de Johannesburgo (https://bit.ly/3KZ7VLs), los BRICS optaron por el prudente gradualismo en referencia a la creación de una divisa BRICS
que pregonaba el consultor del Pentágono James Rickards (https://bit.ly/3OZ74vv) y que pudo haber acorralado tanto al dólar estadunidense como al sistema financiero hegemónico de la anglósfera, y quizá obligado a una nada descabellada tercera guerra mundial termonuclear.
Un axioma que se desprende de la cumbre tectónica de Johannesburgo (https://bit.ly/3PhG6QY) –que desde ahora habrá que imbricar con la próxima cumbre 16 en Kazán (Rusia) de octubre 2024– se centra en que lo que destruyó la OTAN en el Medio Oriente durante varias décadas ahora lo reconstruyen los BRICS en poco tiempo –mediante su asombrosa incrustación de seis nuevos miembros con su indeleble marca distintiva del petróleo/gas, cuatro de ellos de Medio Oriente: Egipto, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (https://bit.ly/45GE0ja)–.
Es altamente probable que en la cumbre 16 en Kazán sean incorporados Venezuela, Bolivia, Argelia, Bielorrusia y Kazajistán, lo que otorgaría a los BRICS el control de 90 por ciento (¡mega sic!) de la producción global de gas y petróleo, sumados de la mayor reserva mundial de litio de Bolivia: ¡un genuino game changer energético que sepulta al petrodólar!
Los previos ejemplos retaliativos de la OTAN –desde la horca del iraquí Saddam Hussein, pasando por la sodomización (literal) del libio Khadafi (ordenada por la sádica Hillary Clinton), hasta la extraña muerte del venezolano Hugo Chávez, coincidentemente mandatarios petroleros/gaseros, quienes osaron trastocar el orden
financiero global anglosajón–, seguramente estuvieron en la mente cronológica de los fundadores de los BRICS que quizá esperan dos desenlaces antes de acelerar el siguiente paso de la desdolarización en la cumbre 16 en Kazán: 1. El resultado de la colisión de Biden y Trump, que tiene a EU en una plena guerra civil que no se atreve a pronunciar su nombre –aquí vale la pena sopesar la referente reflexión del ex presidente ruso Dmitry Medvedev (https://bit.ly/3qHPmoc); y 2. La fase post-Ucrania que afectará a la de por sí tambaleante gobernabilidad del conjunto acrónimo G-7/OTAN/Unión Europea (UE).
De nuestra hipótesis operativa de las 3 desdolarizaciones
(https://bit.ly/3OQopqf), va viento en popa por su dinámica propia la desdolarización comercial
–una genuina “desdolarización soft” que no toca aún ni con el pétalo de una rosa el predominio del dólar como “divisa de reserva ( reserve currency)”–, donde descuella el mayor intercambio global de los hidrocarburos que todavía significan 82 por ciento de los energéticos en el mundo (https://bit.ly/3QZfQvO) y que las trasnacionales occidentales
aceptan (per)durará hasta 2050 (sic) –independientemente de la cacofónica y afónica transición energética
ideologizada y apadrinada por el G-7, al unísono de la natural evolución tecnológica de nuevos elementos como el hidrógeno verde
y la fusión del torio.
Hoy, los combustibles fósiles representan 82 por ciento (¡mega-sic!) del consumo de energía frente al incremento de la energía alternativa que constituye sólo 8 por ciento (https://bit.ly/3QVNYJd).
Por cierto, perturbó profundamente la filtración del portal británico The Cradle de que Francia empujó a India a vetar la incorporación de Argelia, lo cual tendrá repercusiones en el país galo y hasta en el foco de Níger y todo el Sahel, en caso de ser cierto el reporte (https://bit.ly/3L09AAi).
Es evidente que la triada G-7/OTAN/UE intentará descarrilar y/o dinamitar a los BRICS presionando selectivamente a cada uno de sus miembros.
Hay que esperar poderosas reacciones retaliativas de la triada G-7/OTAN/UE.
La OTAN ya amenazó con balcanizar a Brasil en cinco pedazos (https://bit.ly/3qKzP74), mientras la estatal petrolera saudita Aramco sufre fuertes embates desestabilizadores (https://bloom.bg/45Pj617).
La transición de la unipolaridad anglosajona a la multipolaridad, con su corolario de la inevitable desdolarización, amenaza ser muy turbulenta.
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