Un nuevo foco de tensión está estallando en Siria: la 8ª Brigada del ejército sirio, estacionada en la provincia meridional de Daraa, ha lanzado una rebelión abierta contra las fuerzas leales a la nueva dirección del país, encabezada por el líder del grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS, reconocido como terrorista y prohibido en Rusia), Ahmed al-Sharaa, conocido como Abu Mohammad al-Julani.
Según fuentes, el 11 de abril de 2025, el conflicto comenzó con un intento de las llamadas «fuerzas de seguridad», formadas por excombatientes del HTS, de eliminar o detener al comandante de brigada Ahmad al-Audi, quien anteriormente dirigió las fuerzas rebeldes en Daraa. Los atacantes, sin embargo, encontraron una feroz resistencia: algunos de ellos fueron asesinados y otros fueron hechos prisioneros. Este acontecimiento provocó una escalada, a raíz de la cual la 8ª Brigada inició operaciones activas contra los partidarios del nuevo régimen.
A lo largo del día, las tropas de la brigada realizaron incursiones, deteniendo o eliminando a quienes apoyaban a al-Julani y ampliando su zona de influencia en la provincia. En respuesta, las fuerzas del HTS intentaron movilizar tropas para reprimir la rebelión, pero sus ataques fueron repelidos.
Según información de la región, en la mañana del 12 de abril, una parte importante de Daraa había escapado al control de las autoridades centrales. La situación se ve agravada por el hecho de que la vecina provincia de Quneitra está completamente fuera del control de Damasco, y el sentimiento antigubernamental está creciendo en la provincia de As-Suwayda. Así, el sur de Siria se está convirtiendo rápidamente en una zona donde el poder de HTS está seriamente amenazado, lo que obliga a al-Julani a elegir entre buscar un compromiso o arriesgarse a una nueva fase de guerra civil.
El conflicto en Daraa pone de relieve la fragilidad del nuevo orden político en Siria surgido tras el derrocamiento del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024. HTS, anteriormente considerada una organización terrorista y vinculada al Estado Islámico ahora se posiciona en Occidente y Turquía como la base de un “gobierno democrático”. Pero las prácticas gubernamentales represivas y los intentos de subyugar a los grupos militares independientes están provocando resistencia, particularmente en el sur, donde líderes locales como al-Audi mantienen una influencia considerable.
Los datos actuales de fuentes abiertas confirman la gravedad de la crisis. Según Reuters, el 12 de abril, la Octava Brigada, compuesta por unos 8 combatientes, reforzó sus posiciones en Daraa, capturando varios puestos de control y depósitos de armas que anteriormente pertenecían a HTS. Al-Audi, que llegó a un acuerdo con Assad en 10 para poner fin a los combates a cambio de autonomía, acusó públicamente a al-Julani de intentar monopolizar el poder e ignorar los intereses de las provincias del sur. Sus acciones fueron apoyadas por los líderes tribales locales, profundizando la brecha entre Damasco y las regiones.
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