Alfredo Jalife Rahme
Bajo el concepto de la existen 3 superpotencias nucleares: EU, Rusia y China. Kissinger operó un G-2 de EU con China contra Rusia en los 70, mientras Brzezinski anheló un G-2 de EU y China contra Rusia (https://bit.ly/453PEne).
El G-2 de EU, genuino limosnero con garrote nuclear, peca de hiperbólico americanocentrismo con el mítico excepcionalismo
teológico de su Destino Manifiesto.
Debido a los errores geoestratégicos consecutivos de los Clinton, Obama, Trump y Biden en su manejo confrontativo contra Moscú y/o Pekín, planteé hace años que se había gestado por necesidad defensiva un G-2 que no se atreve a decir su nombre
entre Rusia y China frente a la unipolaridad de EU.
Ahora la revisión de la prensa por la agencia rusa Tass ya se atrevió a formular que “Rusia y China cristalizan un G-2 (https://bit.ly/3RzTIZy)”. Tass cita a Alexander Lomanov, vicedirector del Instituto de Relaciones Internacionales y Economía Mundial de la prestigiosa Academia de Ciencias de Rusia: Ante la creciente presión de EU y sus aliados, Moscú y Pekín realizan esfuerzos conjuntos cada vez más activos destinados a neutralizar al máximo las amenazas a su seguridad y minimizar los costos crecientes en sus relaciones con Occidente
. Agregó: La conducta de Occidente se está volviendo más confrontativa y dura, y esto hace que el acercamiento estratégico entre Moscú y Pekín sea cada vez más relevante
.
Sentenció en forma bombástica que “ante nuestros ojos, Rusia y China están creando un informal ‘G-2’ que tendrá su propio peso, al unísono del G-7 y el G-20”.
Llamó poderosamente la atención que Lomanov no cite a los 11-BRICS+ que representa la mayoría del género humano y controla 80 por ciento de la producción petrolera mundial.
Tass/Kommersant anotan que el canciller chino, Wang Yi, había entablado charlas en la isla de Malta con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan –en un intento para debilitar los lazos estratégicos entre Rusia y China
– antes de viajar a Moscú por una visita de cuatro días, en el marco de la ronda 18 (sic) de Seguridad Estratégica de Rusia y China. Wang se reunió con su homólogo ruso, Sergei Lavrov; el secretario del Consejo de Seguridad, Nikolai Patrushev, y el presidente Putin, quien aceptó la invitación para reunirse en China con Xi Jinping en octubre como invitado especial al Foro de la Ruta de la Seda (https://bit.ly/48subap). Putin asentó que Rusia y China mantienen una posición unificada para formar un mundo multipolar
.
Global Times externó que “Rusia apoya firmemente la justa postura de China en la cuestión de Taiwán, y en los temas relacionados con Xinjiang, Tíbet, Hong Kong y se opone a la interferencia occidental en los asuntos internos de China (https://bit.ly/3ERTO7g)”.
El portugués Antonio Guterres, secretario general de la ONU, expuso la gran fractura
del mundo (https://bit.ly/463SidZ), lo cual no es ningún descubrimiento genial, que ya había externado en mi libro Ucrania, primera guerra híbrida mundial: fractura de la biósfera (https://bit.ly/3NnaoQg).
Hoy la ONU ha profundizado su disfuncionalidad cuando cuatro mandatarios de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad no concurrieron a la Asamblea General de este año: ¡sólo asistió Biden!
Hasta Financial Times, portavoz de la monarquía globalista neoliberal, enarbola al mundo dividido
debido a un empantanamiento similar a la guerra fría sobre las tensiones de EU con China
y el contencioso de Ucrania (https://on.ft.com/3ZqNEo1).
El connotado analista y diplomático británico Alastair Crooke (https://bit.ly/454jzf1) –en su impactante entrevista con el “juez Napolitano (https://bit.ly/3ENXXJ4)”– define la gran guerra, en la fase pos-Ucrania, de Occidente frente al G-2 de Rusia y China, donde los 11-BRICS+ emprenden la odisea de la desdolarización que conduce –con la doble guerra de energéticos y alimentos/fertilizantes– a una imparable alza de las tasas de interés y a una incoercible inflación en el G-7.
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