La lucha de las puertorriqueñas contra la violencia de la Marina de EEUU

San Juan, 7 mar (EFE).- Las mujeres de la isla puertorriqueña de Vieques sufrieron durante décadas violencia machista por parte de la Marina de Guerra de Estados Unidos. Su unión y lucha, que está siendo documentada, fueron clave para lograr la expulsión de los militares hace 20 años.

Las viequenses decidieron rebelarse contra las diversas manifestaciones de violencia -desde micromachismos hasta violaciones sexuales- a las que se vieron sometidas durante los más de 60 años de presencia de la Marina en la isla.

«A las seis de la tarde venían todos los soldados de la Marina, ellos llegaban a beber, a drogarse, etcétera, y había muchas violaciones de mujeres», relató a EFE Ibis Raquel Cintron, miembro de la Alianza de Mujeres Viequenses (AMV).

Rememoró que su familia vivía donde se estacionaban los marines y su padre, una hora antes de la llegada de los militares, decía: «Se están acercando las seis, hay que guardar a las muchachas». Y «guardarlas significaba encerrarnos», agregó.

La Marina de Guerra de EE.UU. utilizó parte de las islas-municipio de Vieques y Culebra como campo de tiro, y alquiló esas zonas a otras naciones para que probaran su armamento.

«La AMV se formó porque nosotras estábamos preocupadas por el impacto que tenía el cuerpo militar en nuestra comunidad», explicó a EFE Judith Conde, fundadora de la alianza junto a su compañera Gladys Rivera en 1999.

Conde publicó en 2004 «Diario con nombre de Mujer. Rostros y Voces para una Cultura de Paz», que recoge las historias de 38 mujeres viequenses que formaron parte de la lucha contra los estadounidenses. Desde entonces, la AMV ha seguido recopilando información.

SE HICIERON RESPETAR

La organización estuvo nominada al Premio Nobel de la paz en 2005 y, desde su creación, analiza las consecuencias ambientales, económicas y sociales de la presencia militar en Vieques, a la vez que trata de empoderar a las mujeres a través del activismo, el compromiso y la unión.

«Nunca se hablaba de que también en la sociedad se violaban mujeres», enfatizó Cintron, agregando que gracias a la Alianza las féminas lograron hacerse «respetar».

Por su parte, Elsa Portela de Bermúdez, de 69 años, miembro de la organización desde sus orígenes, comentó con orgullo que no solo se abordó la cuestión de la Marina, sino que se fomentó que las mujeres «abriéramos el pensamiento y darnos un espacio».

La AMV pausó sus labores en 2010 y reanudó su gestión como organización en 2020. Ahora cuenta con 40 compañeras de varias generaciones.

Andrea del Mar Malavé, de 24 años y estudiante de ciencias ambientales en la Universidad de Puerto Rico en San Juan, se unió a la alianza como otros miembros de su familia.

«Hay una necesidad que es muy obvia e ignorarla siento que sería demasiado irresponsable de mi parte», señaló a EFE la joven.

EUFORIA TRAS LA EXPULSIÓN

La muerte de David Sanes, residente de Vieques, en medio de una maniobra militar en 1999 fue el detonante principal para las protestas que reclamaban la expulsión de los militares de la isla.

Durante las manifestaciones contra la Marina, las mujeres de la AMV visitaron el Congreso de EE.UU. para cabildear a favor de la salida de los militares.

Cintron, que entonces era profesora de la escuela de Vieques, llevó a EE.UU. dibujos de sus alumnos para que «los senadores se dieran cuenta de que los niños también estaban bien afectados» ante las prácticas militares llevadas a cabo en la conocida como Isla Nena.

El 1 de mayo de 2003, el pueblo ganó, tras años de manifestaciones, y la Marina estadounidense salió de Vieques.

«Fue euforia y cánticos y llantos y todo hubo allí», recuerda Cintron con emoción.

ENFERMEDADES POR PRÁCTICAS MILITARES

Organizaciones locales denuncian que enfermedades como cáncer, diabetes, hipertensión y problemas respiratorios son mucho más habituales entre los habitantes de Vieques que en otros lugares de Puerto Rico, lo que achacan a las prácticas militares, acusaciones que la Marina niega aduciendo falta de estudios objetivos.

Conde asegura que «el tema de salud fue el que mayor preocupación tenían, sobre todo por el aumento en mujeres y miembros de la familia pacientes de cáncer».

La expulsión de la Marina fue parte de un acuerdo entre el expresidente George W. Bush y la entonces gobernadora de Puerto Rico Sila María Calderón.

Las décadas de explotación militar dejaron en la isla, de gran riqueza medioambiental, restos de munición que permanecen a día de hoy en sus aguas y cuya limpieza, según el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE.UU., se prolongará hasta el año 2032.

«Hacen un hoyo inmenso, tiran todas esas bombas sin detonar ahí y vienen ‘bum’ y las detonan, y todas esas partículas vuelven a la isla, esa es la forma de ellos de limpiar», criticó Cintron.


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