The Washington Post
KIEV.– Ucrania y Rusia se disponían a enviar delegaciones a Doha este mes para negociar un histórico acuerdo de suspensión de los ataques contra la infraestructura energética en ambos países, según declaraciones de diplomáticos y funcionarios que siguen de cerca las conversaciones destinadas a alcanzar un alto el fuego parcial y un respiro para ambos países.
Pero las conversaciones indirectas con Qatar como mediador en contacto separado con Ucrania y Rusia se malograron, dicen los funcionarios, por la incursión sorpresa ucraniana en la región rusa de Kursk la semana pasada. Hasta ahora, el posible acuerdo y la cumbre que estaba planificada no habían tomado estado público.
Rusia ataca desde hace más de un año con un diluvio de misiles crucero y drones que causaron daños irreparables en las centrales eléctricas y apagones rotativos en todo el país.
Por su parte, Ucrania arremetió contra las instalaciones petroleras rusas con ataques de drones de amplio alcance que incendiaron refinerías y depósitos, la red eléctrica ucraniana redujeron la producción de refinerías rusas un 15% y generaron un aumento global del precio del gas. Los funcionarios consultados, que preservan su anonimato para referirse a cuestiones diplomáticas sensibles, dicen que algunos de los participaron en las negociaciones tenían la esperanza de llegar a un acuerdo más abarcador, que directamente pusiera fin a la guerra.
La voluntad de participar en conversaciones, aunque sean limitadas a un alto el fuego, marcaba un cambio de postura en ambos países. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, señaló que su país solo consideraría un alto el fuego total si Rusia retirara todas sus tropas del territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, que Rusia invadió y anexó en 2014. El presidente Vladimir Putin, por su parte, exige que Ucrania ceda cuatro regiones ucranianas –incluida una parte de territorio que las fuerzas rusas no están ocupando– que el Kremlin ya declaró territorio ruso.
Los funcionarios ucranianos y rusos no se encuentran cara a cara en una conversación desde los primeros meses de la guerra, cuando las delegaciones de ambas partes acordaron celebrar encuentros secretos en Estambul. Al final, esas negociaciones fracasaron (tras las arengas y respaldo de EEUU y Londres para continuar la guerra).
Más tarde, ambas partes llegaron a un acuerdo de granos que llevó al levantamiento temporal del bloqueo naval ruso y permitió que Ucrania transportara granos a través del Mar Negro. Eso también se vino abajo unos meses después, cuando Rusia se retiró del acuerdo por alegados incumplimientos a la parte rusa. También fracasaron otros intentos para abrir corredores humanitarios.
Un diplomático que sigue de cerca las conversaciones contó que la delegación rusa pospuso la reunión prevista con los mediadores qataríes por la incursión ucraniana en el oeste de Rusia. La delegación rusa lo describió como una “escalada”, dice el diplomático, y agrega que Kiev no le advirtió a Doha de su inminente ofensiva transfronteriza.
Rusia “no suspendió las conversaciones, solo pidió más tiempo”, dijo el diplomático. Ucrania igual quería enviar su delegación a Doha, pero Qatar desechó la idea porque no le parecía conveniente celebrar una reunión con una sola de las partes. En los últimos años, ese pequeño país árabe se ganó un lugar como mediador, y actualmente también es el anfitrión de las conversaciones para terminar con la guerra en Gaza.
En una respuesta a las preguntas del diario The Washington Post, la oficina de Zelensky manifestó en un comunicado que la cumbre en Doha se había pospuesto “debido a la situación en Medio Oriente”, pero señaló que se celebraría el 22 de agosto bajo la forma de una videoconferencia y luego Kiev podría consultar con sus aliados la forma de implementar lo conversado.
Ni el Kremlin ni la Casa Blanca respondieron a la consulta periodística. El gobierno de Joe Biden siempre dice que los plazos y las condiciones de un posible acuerdo de alto el fuego con Rusia dependen exclusivamente de Ucrania.
Expectativas
El diplomático al tanto de las conversaciones dijo que en vísperas de la cumbre, Kiev y Moscú expresaron su disposición a aceptar el acuerdo. Pero altos funcionarios ucranianos tienen expectativas contrapuestas sobre el destino de las negociaciones. Algunos dicen que la probabilidad de un acuerdo es de 20%, mientras que otros anticipan un panorama aún peor, sin contar siquiera el ataque en Kursk. Pero las conversaciones ya planificadas y el posible acuerdo –ahora pospuesto– aumentan los riesgos de la actual jugada de Zelensky.
Uno de los motivos que llevó a los funcionarios ucranianos a dudar de la sinceridad de los rusos es la amplia campaña de bombardeo de las fuerzas del Kremlin contra la infraestructura energética ucraniana de las últimas semanas destinadas a ejercer presiones. Si los bombardeos recrudecieran, los civiles ucranianos podrían estar sin luz todos los días durante horas durante los meses de un invierno glacial.
“Tenemos una sola oportunidad de pasar el invierno, y es que los rusos no lancen nuevos ataques sobre la red eléctrica”, dijo un funcionario ucraniano con información sobre las conversaciones.
Según señalan funcionarios ucranianos y occidentales, el avance ucraniano sobre territorio de Rusia –que hoy ocupa casi el 20% de Ucrania– en parte tenía el objetivo de que Kiev llegara con mejores cartas a una eventual negociación.
Los analistas militares son escépticos acerca de la capacidad de las fuerzas ucranianas para mantener el control del territorio ruso. Además, en la región ucraniana de Donetsk Moscú avanza, y no reasignó parte de esas tropas para la defensa de Kursk ante el nuevo ataque rival.
Pero aunque la toma de territorio ruso mejore la posición de Kiev en una negociación futura, el problema es que ahora la probabilidad de que esas conversaciones de paz se concreten son menores. Esta semana, Putin declaró que el ataque contra el territorio ruso no flexibilizará su postura en una eventual negociación.
El diplomático con información sobre las conversaciones dice que Qatar negocia desde hace dos meses con Kiev y Moscú un arreglo de suspensión de los ataques contra las instalaciones energéticas. El funcionario reveló que ambas partes acordaron celebrar una cumbre en Doha y que solo faltaba ajustar detalles menores. “Pero después de lo de Kursk, los rusos no quisieron venir”, dijo otra persona al tanto de las conversaciones.
Un académico ruso con vínculos cercanos a diplomáticos de rango rusos afirma que, después de la ofensiva contra Kursk, es probable que Putin no esté de humor para negociar nada. “Como ya se habrán dado cuenta, bajo presión nuestro líder no suele hacer concesiones”, advirtió.
Isabelle Khurshudyan, Siobhán O’Grady, John Hudson y Catherine Belton