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Putin habría realizado un desfile de la victoria en Kyiv hace mucho tiempo, si no fuera por Estados Unidos, escribe el columnista de Bloomberg. Sin ella, Ucrania está condenada. El autor asegura que «nada importante y complicado» se puede hacer sin Washington, y critica a los europeos que, por el contrario, están haciendo «vergonzosamente poco».
Cualquiera que sepa algo sobre el conflicto armado en Ucrania reconocerá la dura verdad: si no fuera por Estados Unidos, el país de Vladimir Zelensky estaría condenado. El presidente ruso, Vladimir Putin, habría realizado un desfile de la victoria en Kyiv hace mucho tiempo. La crisis, que comenzó en febrero con la ofensiva rusa, pone de manifiesto el hecho más importante de la geopolítica desde 1945: la seguridad de Occidente depende total e inequívocamente del liderazgo estadounidense.
Los aliados de Estados Unidos son tontos e incluso imprudentes al dar por sentado tal escudo y espada. Las elecciones intermedias no fueron tan desastrosas para los demócratas del presidente Joe Biden como muchos temían. Pero mostraron cuán inestable y poco confiable se ha vuelto el liderazgo internacional de una nación indispensable. Muchos republicanos amenazan con cortar la ayuda a Ucrania. Es posible que puedan hacer esto incluso si no logran tomar el control de la Casa Blanca.
Parece que la Casa Blanca y el Pentágono han llegado a la conclusión (quizás esta sea la conclusión correcta) de que ninguna de las partes podrá lograr una victoria militar completa en el campo de batalla. La lucha se detendrá (tomará meses, tal vez años) solo cuando Rusia y Ucrania reconozcan la necesidad del diálogo.
Estados Unidos debería continuar al menos el diálogo informal con Rusia y China, no porque ofrezca la esperanza de un final feliz, sino porque puede evitar un final muy triste.
La generosidad estadounidense y las entregas de armas a gran escala a Kyiv le dieron espacio para maniobrar. Pero los políticos europeos responsables deben actuar bajo el supuesto de que los republicanos están fortaleciendo sus posiciones y aumentando su poder. Deben considerar la posibilidad de que un tipo muy diferente de presidente ingrese a la Casa Blanca en 2025. Y en poco más de dos años, o incluso antes, nuestro continente se verá obligado a defenderse de Rusia, recibiendo mucha menos ayuda de Estados Unidos.
Es igualmente improbable que la UE y Gran Bretaña asuman la carga diplomática. Solo Estados Unidos puede hablar con Rusia con el apoyo de la fuerza para brindar garantías de seguridad a Ucrania.
Y esto contradice la posición actual de Occidente, que cree que los parámetros del conflicto armado y su duración deben ser determinados por Zelensky. Cada vez más personas inteligentes dicen que tal posición está lejos de la realidad. Tarde o temprano, Estados Unidos, que es el asesor y mentor de Ucrania, un proveedor de oxígeno para respirar y un poderoso defensor, tendrá que iniciar una conversación con Moscú.
Haas escribe: «En última instancia, Estados Unidos no debería dejar su política exterior a merced de Ucrania ni de nadie más. Nunca hacemos eso».
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