En fila, como en loca caravana

Educación y Desarrollo

Renzo Delgado

La familia es el reflejo de la sociedad, sin embargo la familia ha pasado al último plano en esta sociedad cambiante, el penúltimo lugar lo tiene sin lugar a equivocarnos la escuela, que en un mundo ideal, en un mundo utópico, que nos perdone Tomás Moro (1478-1535), pero aquí en 48,000 km2, en esta tierra frugal y material, colocado en el mismo trayecto del sol, ha sido una costumbre ver a políticos por sus actuaciones, mandar al carrizo esas dos instituciones.

Si bien a ellos se le oye decir y teorizar acerca de Steam o competencias como estrategias didácticas, según ellos salvadoras del desfase entre lo que se debe saber y lo que los alumnos realmente saben, aquella montaña de saberes que allá afuera se les demanda, y lo que los aprendices son capaces de poner en práctica con destreza o habilidad.

Empresarios tienen puestos de trabajo, que no pueden ser ocupados por dominicanos jóvenes que de 18 a 24 años recién salidos de la escuela y/o que incursionan incipientemente en estudios superiores que no logran terminar por condiciones económicas, sociales, familiares, psíquicas o académicas.

No van a lo real, al meollo del asunto, nuestra escuela ha cambiado, los alumnos están más en el influencer que en ciencia, le interesa más el color del Buggati, que en la difracción de la luz, y así por el estilo, en cosas superfluas y estúpidas que en definitiva no añaden valor, y el político lo quiere así que vayan en fila al despeñadero, al circo que cada cuatro años, nos convocan con el axioma, lema o teorema,

“Hay que cumplir con el deber ciudadano”, y así jóvenes, adultos y envejecientes, no cuestionan y asumen como verdadero, las sandeces que en campaña enhiestan como banderas los letrados (hablo de los políticos). Un pueblo educado jamás vendería su voto, un pueblo medianamente ilustrado no permitiría escuchar a políticos montarse en la ola de exponer ante periodista y casi medio país que la estrategia Steam es la más idónea para involucrar al estudiante en el aula:

En la escuela dominicana no hay valores, disciplina, interés, no hay autoridad, no hay motivación, ni disposición para el aprendizaje porque la sociedad valora más el tener dinero, valora más como me veo que como pienso, valora más el carro de lujo, que la disciplina. Hace falta una filosofía educativa que vertebre la educación, hace falta la toma de conciencia del maestro del liderazgo que tiene o que debe tener en esta sociedad, que autoridades comprendan que desde allí, del solio ministerial no puede ascender a otros espacios del estamento público, un educador es un visionario, un faro de luz que debe estar dedicado al servicio y no uno que para que se le escuche tiene que andar pidiendo, rogando que se le den condiciones materiales para concentrarse en la educación.

La percepción que han querido dejar las autoridades, esta y las otras, y esperamos que no lo hagan las que vienen, es que los autores y padres del fracaso de la educación no son otros que los maestros, los únicos dueños y lo estamos repitiendo, pero en el frente nuestro están los que han contribuido por omisión o por comisión, los políticos, los empresarios que no pagan conforme a la preparación y muy pocos contribuyen a que sus colaboradores se eduquen más, la sociedad en sentido general, los colaboradores y técnicos tienen su cuota, los padres que no solo deben involucrarse en reuniones, si no en el apoyo a sus hijos haciendo deberes, sabiendo como van con sus amigos, pero la ´percepción guía a la mayoría, y el miente que algo queda está presente en el accionar de los encargados de la educación pública.

Así es que lo quiero, así es que me gusta como reza el merengue expuesto hace unos años por una orquesta dominicana, así es que nos quieren los políticos, sin que nos mueva ningún interés que el que no sea victima de la percepción de uno creer que por el hecho de que la tendencia de aceptación de un aspirante es de un cifra que solo él se lo cree, víctima de farsantes que no ven en el 4% el respaldo eficiente de mejora, sino el saco de dinero que puede ser de él y de sus acólitos encubiertos todos ellos vestidos con ínfulas de empresarios y lejanos al ministro de turno, si no entendemos esto tendríamos que seguir viendo esa manifestación de desconcierto de una fila de estudiantes féminas que grabaron un video en un pasillo de una escuela, diciendo cosas como:

“Pasamos y no estudiamos ; pasamos y solo cherchamos; pasamos y no sabemos nada; pasamos y nos burlamos del sistema”., entre otras cosas. Una fila para decir eso, un culto a la insensatez, a lo bajo, a lo indigno, porque esta sociedad prefiere que los jóvenes vayan hacia el despeñadero, en una fila como en loca caravana.

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