El día después de la visita de distensión de Blinken a China: Biden tacha a Xi de dictador

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

La semana transcurrida fue alucinógena en sucesos y declaraciones catastrofistas, desde Moscú hasta Washington, que subsumen el (des)orden global, producto del Fin de la Era unipolar anglosajona y el advenimiento del Nuevo Orden Multipolar que se juega al borde una guerra termonuclear.

La icónica derrota del comediante jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM) Zelensky en Bajmut y el fracaso de la contraofensiva de Ucrania precipitaron dramáticos movimientos en los diversos cuadrantes del Tablero de Ajedrez Global: desde la suplicante visita a China del malhadado secretario de Estado, el jázaro Antony Blinken(AB), hasta el muy esperado motín de los paramilitares privados Wagner (https://bit.ly/42V2HGI), al mando del folclórico y al mismo tiempo héroe de guerra, hoy en su intentona golpista, Yevgeny Prighozin (YP), contra la jerarquía militar rusa de la dupla Shoigú/Gueramisov (https://bit.ly/3r5HuML) –atizada por los medios anglosajones y diluida por los multimedia de Rusia y China.

¿Actúa YP, a sus 62 años, como despechado y despachado héroe incomprendido? Lo peor sería que encarne a un vulgar Caballo de Troya foráneo que haya recurrido a la más alta traición contra su país en plena guerra (Putin dixit).

En paralelo, cunde también la feroz guerra de propaganda de los 2 bloques antagónicos hoy irreconciliables: EU/OTAN vs. el G-2 que no se atreve a pronunciar su nombre de Rusia y China. ¡Se aceleró la “Guerra Híbrida Global!” (https://bit.ly/3NnaoQg)

La visita de AB a China, pospuesta por el fantasmagórico relato de globos espías chinos, había sido antecedida por una peregrinación de globalistas estadunidenses de la talla de Elon Musk y Jamie Dimon de JP Morgan (https://on.ft.com/3NrWdcE), recibidos por altos jerarcas, además del polémico Bill Gates, quien incluso fue agasajado por Xi (https://cnb.cx/3Puj9L4).

En medio de una advertencia ominosa del jázaro Kissinger, quien no pierde su enjundia a sus 100 ( sic) años de edad, sobre una probable guerra de EU contra China (https://bloom.bg/46mAdIH) –lleva 3 años de Casandra postmoderno al respecto–, AB sostuvo dos encuentros oficiales: uno, con su homólogo Qing Gang (https://bit.ly/46yAEQv), y otro, con Wang Yi, encargado de la política exterior en el Partido Comunista, jerárquicamente de nivel superior, con el fin de distender la relación bilateral.

Algo mayúsculo cedió AB para ser recibido por Xi (https://on.ft.com/3NVvCGt). ¿Habrá sido su admisión, como antes Kissinger y Brezinski, de una sola China sin la secesión de Taiwán (https://fxn.ws/3Jt7rMN)?

Después de la cancelación del viaje de AB en febrero, se escenificaron encuentros oficiales al más alto nivel con el director de la CIA William Burns(en Beijing), y el asesor de Seguridad Nacional, el jázaro Jake Sullivan (en Viena).

No obstante, el ministro de Defensa chino Li Shangfu –acogido con alta distinción por Putin en el Kremlin (https://bit.ly/3poXpW7)– rehusó reunirse formalmente con su homólogo estadunidense Lloyd Austin al margen de la Conferencia de Seguridad Diálogo Shangri-La, en Singapur (https://reut.rs/3Npn9tB).

En medio de imputaciones sobre el supuesto espionaje chino desde Cuba contra EU, lo más kafkianamente surrealista es que después de que el mismo Biden aceptó que AB había realizado una estupenda labor en China para detener el deterioro bilateral, al día siguiente (literal) tildó a Xi de “dictador (https://bit.ly/3NLBVw0)”. ¡Sin comentario!

En una jugada que pone orden estratégico, el Deep State, mediante uno de sus portavoces de los servicios de inteligencia de EU, exculpa a China del tema delicado del origen de covid-19 en los laboratorios de Wuhan –que había inculpado el ex director de la CIA y ex-secretario de Estado Mike Pompeo (https://nyti.ms/3qZ6CF2)–, lo cual rebasa los preocupantes delirios cognoscitivos de Biden (https://reut.rs/3Nrlwvc).

La invectiva de Biden, quien antes había tildado a Putin de asesino, no fue tan irremediablemente trágica y está en vías de reparación y sanación mental con China. A final de cuentas, China gana con Taiwán y Wuhan.


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