Por Carlos Santa María
La guerra de Gaza es la más cruenta a que se ha enfrentado la élite sionista internacional acompañada en coalición por EE.UU., Francia, el Reino Unido, Alemania e Israel.
Esta guerra simboliza el decrecimiento progresivo, acelerado e irreversible del dominio como Hegemón en el mundo.
El siglo XXI ha comenzado con la primera derrota en América Latina de esa Corporatocracia al no poder destruir al gobierno bolivariano de Venezuela, fracasando el intento de magnicidio de Hugo Chávez Frías, posteriormente envenenado como varios líderes de la región con cánceres artificiales que afectaron a Lula, Dilma Roussef, Néstor Kirchner, entre otros.
Posteriormente, con el autoatentado de las Torres Gemelas para invadir naciones con el presunto objetivo de derrotar el terrorismo, mientras lo organizaban con Al-Qaeda y Daesh, masacraron al pueblo iraquí, apoderándose de sus riquezas, dominando ese gobierno, ocupando territorio con bases ilegales. Lo mismo ocurrió con Afganistán, donde el aumento de los campos de cultivo de la droga se extendió de manera exitosa con el fin de propiciar el producto a Europa y su propia nación necesitada de alucinógenos.
Sin embargo, ambos países fueron sometidos a crímenes permanentes de la dominación, sin desarrollo del bienestar social, eliminando como es habitual a sus súbditos como Sadam Hussein, lo que al día de hoy se ha manifestado con una gobernanza iraquí en gran proporción opuesta a EE.UU. y sometiéndolo a ataques cada vez más avezados contra sus bases militares ocupantes. En Afganistán, el regreso de los talibanes y la huida descontrolada del régimen estadounidense, traicionando a sus aliados, se convirtió en un nuevo fracaso de la política exterior del caos programado.
La intervención de la coalición occidental ilegal en Siria, que llegó a apoderarse de cerca del 70% del territorio a través del terrorismo, paulatinamente con el apoyo de la Federación de Rusia y de la República Islámica de Irán por medio de la Resistencia, lograron revertir el resultado y hoy quedan aún sus puntos de saqueo con apoyo bélico que pronto tendrán que salir de esas localidades.
El ataque a la nación más empobrecida, como lo es Yemen, hoy les asesta un golpe tan duro que la confiscación de un barco de propiedad judía está demostrando que el odio y la maldad cada vez son avasallados por pueblos conscientes.
Como ha sido demostrado, el régimen sionista de EE.UU. nunca ha ganado una guerra pese al apoyo de la OTAN. Más bien, han destruido el mundo donde han intentado prevalecer a fuerza de su poder destructor. Por ello, la falta de cálculo, inteligencia estratégica y principios verdaderamente humanos, los han llevado a nuevamente ser derrotados en Ucrania e Israel, debiendo establecer una tregua producto de 50 días donde no pudieron cumplir su objetivo de vencer HAMAS porque es un pueblo y sólo han masacrado a niños preferentemente producto de su cobardía: enfrentarse a personas desarmadas los envalentona y cuando ven fortaleza se acobardan y el miedo los acongoja.
Lo cierto es que la prognosis se cumple: el Imperio va en declive acelerado, sus fracasos son cada día más marcados, la respuesta por su parte es el genocidio y el crimen de lesa humanidad, y todo indica que el mundo multipolar de humanidad se impondrá. Los tiempos históricos son implacables a favor de la Equicracia como presente de este nuevo amanecer para la niñez, juventud y adultos mayores, en espacios de verdadera libertad.
Haberse metido con Rusia «ha sido el mayor error estratégico de la historia de EE.UU.», escribe en un reciente artículo el intelectual Augusto Zamora, profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid.
«Rusia no sólo no ha sido derrotada, sino que ha salido fortalecida. La guerra contra la OTAN la ha obligado a rehacer su ejército, su economía, su industria y su desarrollo científico y técnico, de forma que, al día de hoy, Rusia es dos, tres o cuatro veces más poderosa que hace dos años. La guerra de la OTAN ha convertido su alianza con China en un imperativo, al tiempo que la fortaleza que está demostrando Rusia ha terminado de convencer a China de que Rusia es un aliado, más que necesario, indispensable. Ahora EE.UU. está en la que está. Está siendo derrotado en Ucrania y su guerra por delegación ha hecho del ruso el mejor ejército del mundo», sostiene el experto.
Añade que «lo peor para EE.UU. es que ya no puede salir de su trampa».
«Rusia ha dicho que sólo negociará la paz en Ucrania según sus condiciones. India ha reafirmado su alianza con Rusia, Irán ha ingresado en la Organización de Cooperación de Shanghái y está integrando su economía en la de la Unión Económica Euroasiática, promovida por Rusia. Corea del Norte se quiere amarrar a este club. Arabia Saudita se ha vuelto díscola y se alía con Rusia para imponer los precios del petróleo. Egipto rehusó enviar armamento a Ucrania y tiene a Rusia construyendo una planta nuclear».
En este contexto, constata que «los únicos pendejos que han quedado siguiendo a EE.UU., con japoneses y surcoreanos, son los europeos».
«Dicen unos eurobobos que hay allí, en esa península de Eurasia, un jardín. Cierto. El Jardín de los Pendejos. Cultivado a pulso», sentencia Augusto Zamora.
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