Derrota de Occidente y triunfo de Rusia: disección deslumbrante del pensador francés Emmanuel Todd

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

En la fase postUcrania y la revigorización de Trump, la portada del reciente libro, publicado en un país de la OTAN, La derrota de Occidente (https://amzn.to/3HApEXa), del insigne pensador francés Emmanuel Todd (ET), sintetiza su contenido conceptual: el noratlántico eyectado del planeta con el resto del continente americano y África, mientras se consolida Eurasia, vgr. Rusia, China, India, Irán, etcétera.

Yo matizaría con la perspectiva de los BRICS+: se salvan Brasil y sus aliados en Latinoamérica, así como Sudáfrica y los aliados de China y Rusia en África y el mundo.

El geopolítico brasileño Pepe Escobar acaba de realizar una óptima reseña (https://bit.ly/3u3zL3M).

El libro marca(rá) el profundo pensamiento estratégico del presente y los tiempos por venir, como lo fueron sus otros dos excelsos libros: La caída final (https://amzn.to/48ZDWNv), que predijo la disolución de la URSS ¡15 años antes! con base en datos demográficos (tasa de natalidad menor a la mortandad) –por cierto, hoy EEUU ostenta una ecuación demográfica adversa– y Después del imperio: Descomposición del orden estadunidense (https://amzn.to/3Hx40n0), cuando EEUU pierde su control mundial en términos militares, económicos e ideológicos, lo cual adelanta la caída de EEUU como única superpotencia global.

Me centraré sucintamente en lo que el mismo ET desglosó en sus 10 sorpresas –cuya mayoría no lo fue tanto–:

1. Irrupción de la guerra en Europaverdadera guerra entre dos países, un suceso extraordinario para un continente que se creía instalado en la paz perpetua. Sucede que el monetarismo de la anglósfera sedujo a Europa con sus guerras eternas para sostener su agónico financierismo globalista.

2. EEUU y Rusia son los dos adversarios de la guerra en Ucrania cuando desde hace más de una década China fue designada por EEUU como su enemigo principal. ET no abunda mucho sobre China.

3. La resistencia militar de Ucrania: a mi juicio, es un mito, ya que Rusia, mediante su desconcertante retirada de Kiev/Chernigov/Jersón, buscaba negociar con el comediante jázaro (https://bit.ly/3QqemJr) Zelensky su objetivo primordial: impedir el ingreso de Ucrania a la OTAN.

4. La resistencia económica de Rusia: exquisita perogrullada.

5. El colapso de toda voluntad europea: elegante tautología, en Europa, el eje Londres-Varsovia-Kiev dirigido por Washington sustituyó al eje París-Berlín.

6. Surgimiento de Gran Bretaña como un misil antirruso y la mosca entrometida de la OTAN.

7. El belicismo alcanzó a los países escandinavos evangélicos de temperamento pacífico, anexo a la febrilidad británica.

8. La más sorprendente viene de EEUU, la dominante potencia militar cuya fuente original es el Pentágonola industria militar estadounidense es deficiente; la superpotencia es incapaz de asegurar el abastecimiento de municiones de su protegido ucranio. Un fenómeno extraordinario, cuando en vísperas de la guerra, el PIB combinado de Rusia y Bielorrusia representaba 3.3 por ciento del PIB occidental (EEUU, Canadá, Europa, Japón y Sudcorea). Destaca que el concepto del PIB sea caduco y habrá que reflexionar de ahora en adelante sobre la relación de la economía política neoliberal con la realidad.

9. La Soledad Ideológica de Occidente y la Ignorancia de su propio aislamiento en el que estaba.

10. Se está materializando: es la derrota de Occidente, cuando esta derrota es una certeza porque Occidente se autodestruye (sic) más que ser atacado por Rusia.

A mi juicio, se decanta la derrota de los fallidos axiomas del geógrafo británico Halford MacKinder (https://amzn.to/498leTt) de hace 120 años, anacrónica matriz operativa de la geoestrategia de la anglósfera, adoptada y adaptada por Kissinger y Brzezinski, que NO generó otro pensamiento alternativo y universal y se encapsuló en el solipsismo tautológico de la fracasada globalización oligopólica y el antihumanismo hegemónico del agónico Foro Económico Mundial de Davos: maligna creación de David Rockefeller y su operador Kissinger con su palafrenero alemán Klaus Schwab.

alfredojalife.com


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