Santo Domingo, RD.- En República Dominicana, el uso de los espacios públicos para establecer operaciones de comercio informal es un asunto normal dentro del cuadro de existencia de los conglomerados citadinos.
Un ejemplo fiel de esto es el Gran Santo Domingo, donde es cosa común ver a vendedores ambulantes en las aceras operando puestos de comida, ropa, celulares y otros artículos.
Las aceras son intransitables y entre las cosas más visibles en las calles son los vendedores de comida y ropa, siempre con acumulación de basura a su alrededor.
VILLA JUANA
En el sector Villa Juana, la basura es depositada en la mayoría de los espacios públicos, normalmente en las mismos lugares donde se instalan los ciudadanos con sus puestos de comida rápida, y ropa.
Los vehículos y motocicletas también están integrados a estos desbarajustes. Sus dueños usan las aceras como estacionamiento, mientras los transeúntes tienen que tomar las calles, a riesgo de ser atropellados por vehículos.
VILLA MARÍA
Otro sector que tienen “invadidas” sus calles principales y las aceras están repletas de vendedores de ropa es Villa María.
Allí, los maniquíes y carpas de estas tiendas llegan hasta las calles. Y no solo se trata de ropa y comida, porque los vendedores de fregaderos y ebanistería utilizan la acera para exhibir sus mercancías.
La venta de accesorios de celulares está hasta en los alrededores de las escuelas. Las tiendas de ebanistería toman una esquina completa para mostrar sus telas y colchas.
En la avenida Juan Pablo Duarte, los vendedores de ropa ya pasaron a tomar parte de las calles. La mayoría son dominicanos y haitianos.
A pesar de la ocupación ilegal de los espacios públicos, los desperdicios que se generan de estos comercios, como cajas de zapatos, productos del cabello y medicamentos, afean en entorno.
Raisa Feliz, residente en el sector, explicó que en la avenida, donde se acumula basura, siempre hay un hedor desagradable.
Dijo que los vecinos han pedido a las autoridades que colaboren con la recogida de basura. No ha habido respuesta pero, según ella, quizás ahora, cuando se acercan las elecciones, decidan tomar medidas.
Otro problema que agrava la situación es la presencia de personas con problemas mentales, que recogen basura y luego la esparcen.
Feliz recordó que desde el pasado martes 12 de diciembre el depósito de basura ha sido constante y no hay manera para impedirlo.
Se constató como en una esquina de la calle Federico Velázquez, una guagua color blanco impactó, mientras doblaba hacia otra calle, parte de la mercancía de una tienda que tenía zapatos a la venta.
VILLA FONTANA
En Villa Fontana, una gomera abarca una esquina completa de la calle Josefa Brea. Una pequeña tienda organizaba los preparativos de su fiesta de aniversario en la acera que le quedaba al frente y, junto a esto, varias sillas impedían la circulación de personas.
Algunos negocios utilizan carpas o lonas para cubrirse del sol. Pocos tienen zafacones para depositar sus desperdicios.
Una señora, frente a un colmado, se sienta en un acera a limpiar pollos mientras los vende en una mesa debajo de una carpa.
BARRIO ENRIQUILLO
En este sector, los carros y motocicletas ocupan las aceras. El tamaño de la calle de este sector es muy pequeño, pero junto a estos están los puestos de comida y los almacenes de botellones de agua de los colmados de la zona.
KILÓMETRO 9
Los puestos de expendio de ropa, accesorios para celulares, tienda de celulares, comida rápida y un hedor a pestilencias es un mal del día a día en el kilómetro 9 de la autopista Duarte.
La acumulación de basura ha hecho que agua de las lluvias se acumule y se produzca taponamiento de los conductos de desagüe.
Reporteros de este diario preguntaron cuestionaron a un militar que vigilaba en el área sobre el caso de tres haitianas en las escaleras de acceso al peatonal del 9, donde medias y juguetes.
El soldado explicó que estaban ahí por “un ratito, pero ya las vamos a mover”.
Así es como se vive en Santo Domingo. Salir a las calles y ver vendedores ambulantes invadiendo las calles y aceras es cosa normal.
Mientras tanto, los ciudadanos siguen corriendo riesgo mayor al verse forzados a cruzar las calles, corriendo, con la amenaza latente de ser impactados por los vehículos. Nicole Collado, Listín Diario