Para el economista Marc Chesney, profesor de la Universidad de Zúrich, la compra del Credit Suisse por parte de UBS es algo muy negativo. Esta transacción evidencia los fallos de un sistema cuya misión era justamente evitar que un banco de esta talla estuviera al borde de la quiebra. Entrevista.
Kessava Packiry, swissinfo.ch
Marc Chesney va al grano cuando se pronuncia sobre la compra del Credit Suisse por parte del UBS -el principal banco de Suiza- anunciada el domingo. El profesor de finanzas cuantitativas en la Universidad de Zúrich y autor de «La crisis permanenteEnlace externo» no termina de entender cómo ocurrió todo. Pero lamenta que, finalmente, siempre sean los contribuyentes los que pagan.
swissinfo.ch: Hemos visto que todas las garantías puestas en marcha después de la crisis de los créditos subprime en 2008 se han hecho añicos en una semana. ¿Qué debemos aprender de lo sucedido?
Marc Chesney: Asistimos a un fracaso económico y político. La semana pasada, el Banco Nacional (de Suiza) dejó entender que la situación estaba más o menos bajo control, que el Credit Suisse tenía suficiente liquidez y fondos propios. Pero menos de una hora después, el banco estaba solicitando 50 000 millones de francos. Y apenas unos días más tarde, conocimos que el Credit Suisse estaba al borde de la quiebra.
Esto inspira desconfianza y confirma la peligrosidad de clasificar a algunos bancos como «demasiado grandes para quebrar»: ahora tendremos un solo coloso financiero en Suiza. ¿Qué ocurrirá la próxima vez que UBS esté en apuros, como sucedió en 2008? ¿Quién podría comprar al UBS? ¿Un banco cantonal? ¿A dónde exactamente nos estamos dirigiendo?
Todo esto sucede en detrimento de los contribuyentes, que son quienes deben asumir los riesgos. Las garantías que ha recibido indirectamente el UBS -vía el banco central- son enormes. Claramente, esto avanza en la dirección equivocada. Y yo me pregunto: ¿Qué han estado haciendo los políticos durante 15 años? Lo que ha ocurrido es extremadamente decepcionante. La legislación de los bancos «demasiado grandes para caer» no ha resuelto los problemas y sí ha acelerado, en cambio, la concentración del sector bancario.
¿Es realmente la concentración bancaria el origen del problema?
Sí, porque cuando hablamos de instituciones sistémicas, los incentivos son claros para los bancos: pueden asumir cada vez más riesgo a costa del contribuyente. Si las cosas no van bien, la situación es ideal para los directivos a cargo porque serán los contribuyentes quienes paguen en última instancia. Entonces, ¿por qué no tomar riesgos?
Como vimos el domingo (durante la rueda de prensa organizada debido a la adquisición), jamás se abordó el tema de la responsabilidad de los directivos actuales del Credit Suisse. Estamos tratando con personas que “han hecho su agosto” con el banco, pagándose primas de millones y millones, y después, simplemente se los traga la tierra.
No soy jurista, pero habría que plantearse la cuestión de la responsabilidad, ¿no? Estas personas invocan regularmente las responsabilidades y el rendimiento de sus empleados, pero ¿cuáles son sus propias responsabilidades? Su rendimiento es profundamente negativo, y no asumen culpa alguna al respecto.
A nivel legal, ¿qué ocurre con el hecho de que no se haya pedido nada a los accionistas y se haya forzado la venta? ¿Podrían los saudíes emprender acciones legales, ya que invirtieron tanto en el Credit Suisse que se convirtieron en los accionistas mayoritarios?
Posiblemente hay cosas que no entendemos aún. ¿Estamos realmente al tanto de todo? Probablemente han existido conversaciones entre los dos bancos suizos, el BNS y el Banco Nacional Saudí. En este momento es imposible predecir, por ejemplo, si el Banco Nacional Saudí emprenderá alguna acción legal. Su estrategia pasada consistió en aprovechar la oportunidad de hacerse con un gran banco suizo a un precio muy bajo.
El problema es que el banco quebró. Así que el supuesto buen negocio se tornó muy malo. El Banco Nacional Saudí debió analizar seriamente la situación. Recuerdo declaraciones de Arabia Saudita, incluso del Banco Nacional Saudí, expresando una gran confianza en la gestión del Credit Suisse. A la luz de los hechos, los saudíes no debieron confiar tanto.
¿Qué pasará con el nombre de Credit Suisse? ¿Seguirá existiendo o desaparecerá como sucedió con el nombre del Swiss Bank Corporation tras su fusión con UBS en 1997?
A corto plazo, el nombre seguirá existiendo. Después, será UBS quien decida. El nombre (de Credit Suisse) tiene una gran historia en Suiza. Alfred Escher debe estar revolviéndose en su tumba al ver lo que ocurre con el banco que fundó (en 1856). En Francia, cuando el Banque Agricole compró al Crédit Lyonnais, el nombre de este último se mantuvo. Pero al final, es UBS quien decidirá.
¿Esta adquisición calma un poco la inquietud del mundo de las finanzas mundiales?
Todo lo que está sucediendo sucede a muy corto plazo. El jueves, las cosas se calmaron con la inyección de 50 000 millones de francos y el viernes supimos que Credit Suisse estaba al borde de la quiebra. Estamos ante un sistema de casino financiero: hay jugadores que apuestan al póquer, pero con dinero de los contribuyentes. Un día ganan, un día pierden. Pero a final de cuentas, serán los contribuyentes quienes paguen la factura. Esta vez ha sido Credit Suisse, pero hace 15 días fue el Silicon Valley Bank de Estados Unidos.
Lo que estamos viendo es que las magras regulaciones impuestas tras la crisis del 2008 se han ido diluyendo, algo que provocó de forma deliberada la administración del expresidente estadounidense Donald Trump a partir de 2016. Los grandes bancos son «cajas negras»: no se informa a los ciudadanos de los riesgos en los que incurren las instituciones «demasiado grandes para caer».
Cuando fluye la información, es porque ya todo se terminó, como pudimos observar el domingo por la noche. No hay transparencia, no sabemos hacia dónde vamos. Seamos claros, debería haber representantes de los contribuyentes en los consejos de administración de las instituciones sistémicas. No el Estado, porque el Estado ha fracasado. Los contribuyentes no tendrían por qué asumir riesgos si no participan en la toma de decisiones. Es sencillamente escandaloso.
En su opinión, ¿todo el sistema actual debe ser cuestionado?
Para mí, no sólo se trata de la quiebra del Credit Suisse. Observamos la quiebra de un sistema de casino financiero que representa también la quiebra de los políticos que no hicieron nada durante 15 años, o nada serio al menos. Y es el fracaso de la enseñanza académica en el campo de las finanzas. Llevo mucho tiempo publicando en la prensa suiza opiniones que llaman la atención sobre los riesgos relacionados con el Credit Suisse. Soy parte de una minoría académica reducida. Esta pasividad del mundo académico representa un problema.
¿Qué responsabilidad concreta tiene el mundo académico en este fiasco?
Salvo algunas excepciones, los especialistas en la banca suiza no han sido muy críticos. Cuando inició la pandemia de COVID, los profesores y el mundo médico se pronunciaban muy a menudo. Uno podía estar de acuerdo con ellos o no, pero estaban presentes en la escena pública.
En este caso, los profesores de finanzas son bastante discretos. Me gustaría entender la razón. En Suiza, un profesor universitario es bien remunerado por el contribuyente justamente para analizar las cosas con una visión crítica y para proponer soluciones. Pero también hay instituciones financieras que ofrecen ingresos complementarios a algunos profesores. Por ello, si usted es pagado de forma indirecta por el Credit Suisse, es menos probable que lo critique.
Usted es especialmente crítico con respecto a la compra del Credit Suisse. ¿Por qué países como Estados Unidos y Francia ven con buenos ojos esta decisión?
En estos países, las declaraciones las están haciendo los inversores. En este tema, yo represento al contribuyente. Las declaraciones que hace la comunidad financiera solo buscan calmar a los inversores. Un profesor en finanzas debe analizar la situación objetivamente y comunicar la gravedad de la situación, así como las medidas que deben tomarse.
Cuanto más nos dicen que la situación está bajo control, más dudas tenemos. Lo volvimos a ver hace dos semanas: el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, salió a decir que todo estaba bajo control. Aquí, fue el Banco Nacional Suizo el que hizo lo mismo los días miércoles y jueves. Y sobre la marcha, cuanto más todo está bajo control, menos lo está….
Traducción del original en francés: Andrea Ornelas
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