Hipersónica multipolaridad de Rusia y China: el nuevo G-2 que aísla a EEUU

Bajo la lupa

Alfredo Jalife-Rahme

En una perspectiva de estabilidad estratégica –(https://bit.ly/3JF9psD) y (https://bit.ly/40zyPil)– entre las tres superpotencias, la épica cumbre de Putin y Xi Jinping conforma un nuevo G-2 entre Moscú y Pekín que aísla a EU.

En la década de los 70 del siglo pasado, con la derrota de Vietnam a cuestas, Kissinger operó un G-2 entre EU y China –del que medio siglo más tarde reniega EU con demócratas y republicanos debido al contencioso de Taiwán.Luego, el rusófobo Brzezinski, asesor de seguridad de Carter, propuso un G-2 entre EU y China contra Rusia.

Ulteriormente, el saltimbanqui jázaro (https://amzn.to/2MR0PfM) Kissinger, hoy de 99 años, exhortó a un G-2 entre EU y Rusia.Finalmente sí se dio un nuevo G-2, pero entre Rusia y China, que deja aislado a EU (https://bit.ly/42xOu3s).

Este nuevo G-2 acelera en forma vertiginosa la hipersónica (sic) multipolaridad que atrae a la mayoría de los países de Asia/África/Latinoamérica (LA) que buscan más relaciones del tipo “ win-win (ganar-ganar)” y de transferencia de tecnología, frente a las eternas guerras de EU/OTAN con su unilateralismo globalista/neoliberal hoy desahuciado y en plena crisis bancaria, concomitante a la ingobernabilidad de su democracia represiva desde Washington hasta París.

En medio de la visita del mandarín Xi al zar Putin, se escenificó en Moscú la Segunda Conferencia Interparlamentaria de 40 (¡mega-sic!) países de África cuando Putin se dio el lujo de condonar 20 mil millones de dólares de deuda a África (https://bit.ly/42yJbAM).

En LA, EU se quedó estancado con su anacrónico neomonroísmo de hace 200 (sic) años cuando Lula da Silva, presidente de la mayor potencia geoeconómica de toda LA, realizará una significativa visita a China del 26 al 30 de marzo (https://reut.rs/3Z4A5sy).

La misma Honduras, con la presidencia de Xiomara Castro de Zelaya, detecta el Zeitgeist (espíritu del tiempo) geopolítico multipolar y cancela sus relaciones con Taiwán para reconocer a China, pese a las fuertes presiones de EU (https://bbc.in/3TAQNyF).

Denomino multipolaridad hipersónica (sic) al nuevo G-2 debido a que Rusia y China (https://bit.ly/42M4iQi) han dejado sembrado a EU en un doloroso tercer lugar –a punto de ser alcanzado por Norcorea–, como confesó el mismo Paul Freisthler, a cargo del Departamento de Ciencia y Tecnología de la DIA (Defense Intelligence Agency), quien revierte el orden de los factores (https://bloom.bg/40vVlZq).

Al despedirse, después de su visita histórica de tres días a Moscú, el mandarín Xi –quien tuvo la deferencia de ser acompañado hasta su limusina por el zar Putin– asentó y acentuó que ahora existen cambios nunca vistos en 100 (¡mega-sic!) años y ahora somos nosotros (¡mega-sic!) quienes estamos impulsando juntos estos cambios, lo cual asintió el presidente, invitado a visitar Pekín próximamente (https://bit.ly/42DiDyc).

Wall Street Journal advierte que China empieza a actuar como superpotencia global cuando “Pekín se muestra más audaz en desafiar el orden (sic) global liderado por EU (https://on.wsj.com/3ZbZ0KH)”.

Un servidor abordó hace seis meses, en un artículo que resultó premonitorio, “cuando el colosal gasoducto Siberia 2 –que va de Rusia a China, pasando por Mongolia– sustituirá a los gasoductos Nord Stream 1 y 2 de Rusia con Alemania que torpedeó EU (https://bit.ly/3K57nni)”, ideado en la Cumbre de Samarkanda entre Putin y Xi y que hoy el presidente ruso califica de acuerdo del siglo (https://reut.rs/3z3tWSK).

No faltan los aguafiestas globalistas de la anglosfera en pleno desasosiego, desde Bloomberg (https://bloom.bg/3lu3Gy0), pasando por Reuters, hasta The Washington Post (https://wapo.st/3JxcI5a), para desacreditar el nuevo G-2 debido a la falta de firmas de China y Rusia sobre el colosal Siberia 2.

Bloomberg, cercano al megaespeculador George Soros, admite que Xi se alinea con Putin contra EU, pero vacila sobre el acuerdo gasero del Siberia 2 cuando no existen señales de progreso sobre el vital gasoducto para los ingresos rusos. ¡La cantaleta de siempre: Rusia va a quebrar!

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