Dentro del toque de queda, las autoridades sanitarias establecieron tres horas para que las personas no tengan obstáculos para regresar hacia sus hogares.
Sin embargo, pese al rebrote, saturación hospitalaria y presencia de dos variantes más fuertes del COVID-19, parte de la población sigue sin asimilar el llamado a respetar las disposiciones sanitarias.
La tarde de este jueves (día de Corpus Christi y feriado), luego de empezar el confinamiento, a las 6:00 p.m., en el Malecón de Santo Domingo había personas socializando, se observaron parejas en actitud amorosa, otros consumiendo alcohol y algunos realizando ejercicios.
Varias unidades de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas alertaban a abandonar el lugar y tomarse el tiempo para regresar a sus hogares.
Y en los sectores populares del Distrito Nacional, la situación era peor: cientos de personas en las calles, consumiendo alcohol, jugando dominó, jóvenes haciendo competencia de motores y jugando baloncesto en medio de las calles.
En Villa Consuelo, la zona de la Duarte con París, La 17, y otros sectores del Distrito Nacional, la mayoría de las personas usaba mascarillas.
A diferencia del Malecón, la presencia policial era nula. Esa ausencia era aprovechado por algunos comerciantes para seguir con la operación de sus negocios.
Debido al incremento de casos de COVID-19 y de hospitalizaciones por esta causa, el Gobierno extremó las medidas, con un nuevo horario del toque de queda, la aceleración del plan de vacunación y mayores exigencias en la entrada para turistas de países con alto nivel de contagio, así como prohibiciones de actividades masivas.