Tiger Woods estuvo entre los presentes en Pinehurst N° 2 en su primer día completo de prácticas para el US Open antes de que el sol atravesara las nubes y escalara sobre los árboles. El exnúmero 1 del mundo tiene muchos y grandes recuerdos del emblemático certamen de la USGA, desde aquel triunfo impactante en Pebble Beach en 2000, hasta el birdie en el 18 en el último día en Torrey Pines en 2008, para alcanzar un desempate que jugó lesionado, casi en una pierna.
Es la primera vez en 19 años que juega en el US Open en esta gema de Donald Ross, y mucho de ello es nuevo para él, debido a un proyecto de restauración que se inició hace una década, y que reemplazó las áreas duras con otras arenosas nativas y arbustos de esparto. Y Woods jugará su cuarto torneo grande del año en Carolina del Norte. En su haber tiene tres títulos del US Open, mientras que en Pinehurst fie tercero en 1999 y segundo en 2005.
Para Adam Scott, no hay nada nuevo acerca de disputar torneos grandes -éste es su 92° consecutivo, la racha vigente más larga-, solo sobre la forma en que llegó a este campo de 156 jugadores.
“Yo diría que, saliendo de Springfield, había mucha incertidumbre”, dijo Scott, que participó de una clasificación de 36 hoyos, donde quedó como primer alternativo después de perder en un playoff con Cam Davis. “Al viernes, y entendiendo completamente cómo se comporta este campo, me sentía mucho mejor conmigo mismo. Es gracioso no haber estado en esa posición, hay mucho que averiguar sobre como se llena un campo. Y es complicado”, agregó.
“Estoy agradecido de no haber estado en esta situación muchas veces”, resumió.
La Asociación de Golf de los Estados Unidos estableció además seis cupos extras para cualquiera que se ubique entre los 60 primeros de la Clasificación Oficial Mundial del Golf publicada el lunes, y el resto irá a los alternados, como Scott.
Scott estaba en el puesto 60° la semana pasada, casi seguro de quedar fuera. Pero también había una situación delicada con Grayson Murray, quien se suicidó el 25 de mayo, y que estaba aún entre los mejores 60. La entidad quiso honrar la posición de Murray en el ranking mundial: ”Permanecerá allí una semana más”, anunció, pese a que en principio se dijo que su nombre sería removido al ser relacionado con su categoría de los mejores 60.
Scott cayó al 61° y Bill Horshel, ya en el US Open, estaba a un tiro de enviar a Scott al puesto 62°, pero aun estira su racha en los majors que data desde el Abierto Británico en 2001. También, hace cinco años tuvo que atravesar la clasificatoria al abierto estadounidense, y lo que dijo en aquel entonces no es distinto a ahora: “Llegar al major es grandioso, pero el objetivo es ganarlo”.
Lo que le espera es un campo de Pinehurst N° 2 entre los más desafiantes. En tres ediciones anteriores del Open norteamericano, sólo cuatro jugadores terminaron bajo par: Payne Stewart (-1) en 1999, Martin Kaymer (-8), Erik Compton (-1) y Rickie Fowler (-1), en 2014.
“Este es un US Open bastante típico, en el sentido de que el par puede ser un gran amigo tuyo durante toda la semana”, dijo Webb Simpson, ex campeón del torneo, que tuvo que clasificarse este año por primera vez desde 2011. “Es un curso brutal, duro. Hay que ser increíblemente disciplinado. Tienes que aceptar barcos de 30 pies todo el día”.
Woods lleva una semana completa más allá del golf. Había programado una conferencia de prensa a mitad de la mañana, pero la pospuso hasta más adelante en la semana. También recibirá el Premio Bob Jones el martes por la noche, el honor más alto de la USGA. Y todavía queda por verse si aceptará la capitanía para la Ryder Cup 2025.
Con información de AP
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