Tan impactante resultó la primera edición de esta obra, que Marcio Veloz Maggiolo afirmó que con la misma, Rímoli cerraba la etapa de alumno para convertirse en su maestro.
Por Héctor Luis Martínez
Renato Rímoli nació en Santo Domingo en enero de 1950, hijo de Humberto José Rímoli, brasileño, sus abuelos paternos son de origen italiano; y de Fior D´Aliza Martínez Féliz, dominicana. Es un consumado académico formado en las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. La concentración en el estudio de la Biología y de otras áreas de las ciencias naturales, facilitó su selección en 1974 como becario Fulbright y de la Organización de Estados Americanos (OEA), para cursar dos años de estudios de especialización en Biología Evolucionaria y Sistemática, y en Antropología, programas ofrecidos por los departamentos de Paleontología y Antropología del National Museum of Natural History de la Smithsonian Institution, cuya sede está en Washington.
Regresó al país en 1976, y debutó como profesor investigador de las facultades de Ciencias y de Humanidades en la Primada de América. Sus cátedras abarcan las asignaturas Biología Animal, Ecología, Antropología Física, Paleontología, Evolución Humana y Ecología Cultural y otras. También se ha desempeñado como profesor investigador en la Universidad Central del Este, del Instituto de Santo Domingo y de la Universidad Católica de Santo Domingo.
Su concentración en el cultivo de las áreas referidas ocupa un espacio importante en la comunidad científica del país. Así lo muestran su paso como consultor, investigador y gerente en el Museo del Hombre Dominicano, el Museo Nacional de Historia Natural, el Instituto de Investigaciones Antropológicas, los ministerios de Medio Ambiente y Agricultura, entre otras. Sus ensayos en áreas tan singulares como la Zooarqueología, la Arqueología y la Paleontología, lamentablemente, de escasa atención en la actualidad, han sido publicados en revistas y boletines de las entidades referidas y en medios indexados reconocidos en el extranjero. De esta experiencia surgió una serie de ensayos de rigor científico, entre los que destaca la publicación titulada: Roedores fósiles de la Hispaniola.
De su labor fecunda como investigador destaca el descubrimiento en 1972 del camarón rosado, localizado en la Cueva Encantada, en Estero Hondo, Puerto Plata; certificado en Washington como una especie nueva para la ciencia, por lo que fue nombrada en su honor. Hacia 1974, Rímoli identificó el Antilothrix bermensis, una nueva especie de mono que habitó en la Cueva de Berna, en Boca de Yuma, provincia La Altagracia. Afirma que al estudiar la colección dominicana de Smithsonian Institution, identificó la especie del Plagiodontia, denominada veloci como homenaje a Marcio Veloz Maggiolo.
Como cosecha reciente de su trabajo sin pausa, Renato Rímoli acaba de presentar a la comunidad académica del país la segunda edición de su libro: Diccionario de términos ambientales, auspiciado en 2012 por el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, presidido por el académico Bolívar Troncoso Morales, actual director general del Instituto Geográfico Nacional José Joaquín Hungría Morel. Tan impactante resultó la primera edición de esta obra, que Marcio Veloz Maggiolo, autoridad en los ámbitos de la Arqueología y la Antropología en el país, afirmó que con la misma, Rímoli cerraba la etapa de alumno para convertirse en su maestro.
En esta segunda edición de la obra en referencia se advierte que ha sido actualizada y ampliada. La impresión de que se trata de la misma versión provocada por la reiteración de la portada que identifica la primera edición se despeja con la inspección elemental de su interior. En este destaca la entrada a cada letra con la inclusión de imágenes alegóricas a los contenidos, y la decisión de no incluir otras imágenes con el fin de lograr el espacio requerido para la colocación de un número importante de nuevos términos ambientales. Por confesión del autor, sabemos que la obra supera los 3500 conceptos definidos con simpleza y orientación didáctica, pero con el nivel que exige la ciencia. Para que se tenga una idea de su carácter monumental, baste con señalar que solo en la letra ´a´ se abordan unos 450 vocablos.
A pesar de que esta segunda edición llega doce años después de la primera, el Diccionario de términos ambientales sigue siendo el único en su género en el país y en buena parte de América. Que se aproveche, pues su contenido, en formato amigable y certero, constituye una herramienta imprescindible para los estudiosos del medio ambiente y su conservación, para escolares, estudiantes universitarios y sus profesores, sin olvidar a los gerentes competentes o no en el área. Afortunadamente, su circulación, modalidades física y virtual, es gratuita gracias al auspicio reiterado del Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Enhorabuena, maestro meritísimo.