La República Popular China, como el líder de esa integración, calificada como enemigo estratégico número uno de Estados Unidos, como lo había proclamado el presidente Joe Biden, le asesta un golpe de bolsón al poderoso amo del norte.
Por Rafael Méndez
Los países BRICS, que en principio lideran la República Popular China, Brasil, Rusia, India, y Sudáfrica, efectuó su histórica cumbre del 22 al 24 de agosto, con la participación de jefe de estado y de gobierno de sus respectivos países, en medio del nerviosismo que le provoca a occidente, con Estados Unidos a la cabeza, y de ese acontecimiento surgirá la más grande integración que se haya producido en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero también esa cumbre, considerada como la más importante de las realizadas por los países BRICS, desde la realización de su reunión originaria que tuvo lugar en Rusia, en 2009, se realizó en Johannesburgo, Sudáfrica, país que actuó como su anfitrión, dada la condición que ostenta como presidente de esta asociación durante 2023.
Y el nerviosismo de occidente no es para menos, ya que tradicionales aliados de Estados Unidos, y otros que son miembros de la OTAN, se han incorporado al BRICS, como son los casos de Arabia Saudí, Egipto, Irán y Turquía., muchos de los cuales vienen haciendo transacciones comerciales en sus respectivas monedas, desde hace un buen tiempo.
Además de Brasil, puntal importante y fundador de esa integración, en la región latinoamericana, ya han formalizado su solicitud de ingreso Argentina y la República Bolivariana de Venezuela, entre otras naciones, que al decir de quienes siguieron de cerca ese gran acontecimiento, “la lista de aspirantes es larga, y la cola de ingresos podría alargarse hasta los treinta países”.
Fijaos, pues, si lo que lo que ha sucedido en un hecho sin precedente: El Producto Interior Bruto (PIB) agregado de los miembros actuales de los BRICS, representa un 43% del producto interno mundial, engloba más del 50 por ciento de la población del universo, y el 30 por ciento del territorio global, mientras que el de los países que componen el G7 es un 27% de la economía del mundo.
La cumbre del BRICS se encamina hacia un mundo multipolar, sin Estados Unidos como país hegemónico, la creación de un nuevo banco, con una nueva moneda sostenida en el oro, el petróleo, la tierra rara, entre otros minerales, con lo que desafían al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, y con lo que disminuyen la dependencia mundial del dólar y del euro, y lo más importante, una nueva relación entre países.
“Con todo lo anterior, el proceso de desdolarización del mundo se extiende con velocidad, y los propios países de los BRICS hablan públicamente o bien, como es el caso de Brasil o Sudáfrica, de crear una moneda nueva para la transacción de operaciones a nivel mundial, o bien, en el caso de Rusia, de una cesta de monedas nacionales de los BRICS.
“En definitiva, se trataría de iniciar un proceso orientado a formalizar lo que está sucediendo, ya en la práctica en el continente asiático, dónde las operaciones comerciales se están cerrando en las monedas nacionales entre las partes involucradas respectivas”, reseñan medio internacionales.
Con sobrada razón muchos analistas advierten que el 22 de agosto marca el derrumbe del dólar, la hegemonía mundial de Estados Unidos, y sienta bases firmes hacia la construcción de un nuevo orden mundial, caracterizado por la multipolaridad, por relaciones de igualdad entre los países, y no de expoliación que ha caracterizado las relaciones del país del norte con el resto de las naciones del mundo, sobre todo de los países pobres.
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