Según comentó al medio un antiguo miembro del equipo de vigilancia del palacio, el incidente se produjo a las 3.00 de la mañana, cuando el guardia estaba patrullando por el territorio de la residencia y vio una figura caminando en la oscuridad.
En aquel momento, pensó que se trataba de un intruso y le preguntó que quién era, con el dedo en el gatillo… cuando de repente oyó: «Soy la reina». «¡Maldita sea!, su majestad, casi le disparo», gritó el hombre, asustado. Sin embargo, la monarca le respondió bromeando: «Está bien. La próxima vez, voy a tocar el timbre para que no tengas que dispararme».
Según varias fuentes cercanas a la familia real, la reina suele caminar por los jardines y salas de su residencia londinense durante la noche, ya que sufre de insomnio. El exguardia, sin embargo, no aclaró cuándo se produjo exactamente este incidente.