APOSTILLAS
Federico Sánchez -FS Fedor-
En efecto, sueña positivo, para que no se te hagas un ensueño, y cántale al cielo, aquí en la tierra, tus risueños, con alegrías, sin sumisiones. No lo hagas sin un propósito, y sin que el fin justifique los medios, ni que sea utilitarista en término individual.
Ríndele reverencias, sin vanidades, a tus emociones de vivir, de alcanzar el paraíso pero aquí sobre polvo y piedras, y trata de conquistar, incólume, los objetivos de valor, de pudor, con que has vivido siempre, al margen de indelicadeza de ominosa actitud. Recuerda que es posible, impasiblemente ingenioso, que un nuevo amanecer titiritero te espera, como un espejo, para recordar el tiempo recorrido.
Trata de inventar estrategias nuevas, y sus tácticas de emociones positivas, las que marcarán el camino, como por una ola suntuosa, saltimbanqui con o sin zancos, con mirada de cándida emoción, aditiva, y así podrás doblegar valladares y subterfugios de los impertinentes, los desestimadores del tiempo, los que malogran los planes ajenos, apacibles, los que con sus quehaceres amañados obedecen a leyes incongruentes, con intento de conseguir gélidas sumisiones petrificadas.
Y en ese sentido, no claudiques, no abandones tus sueños, escúlpelos; Y si lo deseas acepta que vivimos en tiempos embarazosos, o recios, quizá espinosos, o rocallosos, y se vive como un atajo lleno de abrojos y de abruptos destinos, difíciles, por no decir imposibles, disimulados, y que las calamidades del tiempo, en tiempo de aventureros escarceos, son partes de un ejercicio de resiliencia constante. Firme. Armónica.
Entonces, hay que enterrar las desarmoniosas actitudes de los pesimistas y su aptitud necia de doblegar al ser humano común y corriente. Se debe aceptar, aun a destajos e inhábil, que el norte no es el sur, y por lo tanto hay que avanzar, y orientarse con rectitud por los recorridos recodos menos escabrosos, aun con escollos a la vista; y como dice la canción: ¨…libera, pues, tu mente¨, y sigue el rumbo que marca tus designios soñados, aun sean utópicos, pues de la utopía se puede lograr un destino felizmente realizable, aun a contracorriente.
Y recuerda siempre, como en un amanecer tranquilo, que se puede renacer y gozar, que tus apetitos son más inmensos que cualquier tropiezo, siempre y cuando no sean óbices, desánimos, que obstruyan los deseos de avanzar, de transitar, de volar, sin destruir la flor del camino, y es que proteger una flor vale el sacrificio, la condescendencia. Y luego, proactivo, ingente, aún en la soledad y con nueva táctica y su plurivalencia, se debe seguir avanzando. Y si no se puede por momento, entonces retornar. Y recomenzar pues, que, según las circunstancias, siempre habrá opciones…
Porque la resiliencia es posible, entonces no, no abandones tu sueño. Y que los obstáculos que surgen como valladares de hierro, no impidan el viaje que has emprendido, pues debes persistir, sin enrojecer, y hostigar la usura, y sus incordios incisivos, desarrabalizar el ambiente, remover los cardos punitivos y sus espinos, despejar los desperdicios que caen a tus pies, y, si es preciso, a fuerza de paz, asaltar el séptimo cielo de un solo brinco, y si no, que sean dos; el tiempo es lo de menos, importa llegar, llegar, y luego, sin desánimo, a dios, el dios de Espinosa, que reparta suertes.
Y siendo válido repetir, remedo en decir que no permitas que malogren tu sueño. Confías en tus posibilidades de salir adelante, inmenso, con el poder de tu voluntad, que es solidez y transparencia y luz en la gracia de tu mente, que no se conforta ante los agravios de la estulticia, y confía en la inminencia de un futuro complaciente, o poco atinado, insufrible, qué importa, si sigues hacia adelante,
y logras, inmarcesible, que los soplos de los vientos avancen a tu favor, y sean savias. Aprendizajes. Aun sean fortuitos. El resultado final, positivo, es lo que cuenta, y que éticamente alivia el alma y sus bondades redivivas, creando una estancia de gardenias en la imaginación posesa de tu mente jardinesca. Mente que vuela con el tiempo de los indignados, ésos que se escuchan irasciblemente, como por una canción de protesta.
No, no abandones tu sueño, que soñar no cuesta nada. Y si se valorizan tus designios, tus aspiraciones de emprendedor, de surcar el espacio hacia otros remedos faciales o zonas más placenteras, enflorecidas, aun sean impolutos las zarzas encendidas y los cactus, pues, entonces, perfecto, no siempre se logra, en el primer instante, que crezca la floresta. Entonces, y sólo entonces, es ideal y atinado seguir los recodos del camino, trillado o no, pues ya vendrán tiempos sin ojerizas.
Y sí, lo confirmo, lo repito mil veces, sigue tu sueño, envalentónate de manera pluscuamperfecta; desprende el animal troglodita que hay en ti, en tu mente dócil; asimila con claridad, con rectitud el rumbo que han tomado los nuevos aires terráqueos, llenos de valladares y osadías, de guerrerismos y cuatrerismos irracionales, de venganzas y enfrentamientos históricos, de imposiciones imperiales, económicas o religiosas. Así es, vivimos rumbos repletos de vulnerabilidades, con sólidos atisbos de discriminación. Y en ese sentido resuelve con tinos las salvedades circunstanciales, aun sean un imposible, ya sean sencillas o apocalípticas. Impasibles o destructivas. Haz de tu tiempo un corcel rosallante, vuélvete un doncel caminante, pero en la rectitud de tus dominios apaciguados, sin coger golpes, sin aceptar cortes represivos. Avanza sin mirar atrás, y si has de mirar que sea para corregir gazapos históricos.
En consecuencia, y sin ambages ni efecto contradictorio, sigue tus ilusiones, pues el iluso también triunfa. Y recuerda siempre que puedes convertir una utopía en realidad, que podría ser tu bonhomía perfecta, y más si la unifica al conglomerado más necesitado. Y en ese sentido, vuélvete más solidario con los sufrimientos que padecen los demás, y que los inmisericordiosos ministros provocan, a diestras y siniestras, contra la voluntad sana de los más desprovistos del mundo. Indígnate contra las iniquidades. Alza la voz a favor de la sociedad toda. Quiero decir, vuélvete humano. Más humano. Aun sea una inmolación.
El autor es Periodista, Publicista, Cronista de Cine, Catedrático -universidades O&M y UTESA–. Escritor -Poeta, Narrador, Dramaturgo, Ensayista-. Se declara Humanista Universal. E Mail: anthoniofederico9@gmail.com. FaceBook: Federico Sánchez. Wasap: 809-353-7870.
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