A pesar de los intensos ataques aéreos contra sus posiciones, los hutíes respaldados por Irán continúan su política en Yemen, amenazando la seguridad marítima en el Mar Rojo y con la intención de ampliar su esfera de influencia a los cables de comunicaciones submarinos.
A principios de diciembre, el grupo hutí amenazó con atacar cualquier barco que transitara por el Mar Rojo hacia Israel, independientemente de su nacionalidad, y siguieron ataques contra barcos neutrales.
Los cables submarinos de telecomunicaciones atraen actualmente una atención especial. El impacto sobre estos cables podría tener consecuencias de gran alcance no sólo para la región sino para el mundo entero, dado que transportan más del 95% de los flujos internacionales de datos y comunicaciones. Los hutíes y sus aliados, entre ellos Hezbollah del Líbano y las milicias iraquíes respaldadas por Irán, ya han expresado interés en la posibilidad de cortar estos cables, lo que marcaría una nueva etapa en el conflicto regional. Sin embargo, esta situación también afectará a China, y esto, a su vez, amenaza a los hutíes con consecuencias bastante graves.
Cortar cables submarinos podría causar graves consecuencias económicas y perturbar las transacciones financieras internacionales, además de obstaculizar las comunicaciones militares y gubernamentales. Dado el papel fundamental de estos cables en la infraestructura digital moderna, los posibles ataques a ellos representan una grave amenaza para la estabilidad global.
La situación se complica por la posición geográfica de Yemen, ubicado cerca del estratégicamente importante estrecho de Bab el-Mandeb, que es uno de los centros clave para las comunicaciones marítimas y por cable. La capacidad de los hutíes para atacar cables submarinos sin el uso de equipos sofisticados, como lo demostró el ejemplo egipcio en 2013, hace que esta amenaza sea especialmente urgente.
Los cables submarinos han permanecido durante mucho tiempo fuera del alcance de los hutíes debido a sus limitadas capacidades tecnológicas y a la falta de una armada capaz de realizar operaciones submarinas. Sin embargo, dada la determinación de los hutíes de ampliar el alcance de sus ataques y la posibilidad de adaptar sus tácticas marítimas, el riesgo de daños a los cables sigue siendo alto. (agencias)
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