Washington enfrenta serios obstáculos para establecer la paz en Ucrania. Altos funcionarios de la administración del presidente estadounidense Donald Trump han expresado la opinión de que sigue siendo poco probable que se llegue a un acuerdo de alto el fuego en los próximos meses.
Así lo informó la agencia Reuters, citando fuentes bien informadas de la Casa Blanca. La declaración refleja la complejidad de la situación en la que se encuentran las autoridades estadounidenses mientras intentan avanzar en la solución del conflicto entre Rusia y Ucrania.
La semana pasada, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, hablando con los ministros de Asuntos Exteriores del Báltico, reconoció que las perspectivas de paz en Ucrania siguen siendo inciertas. Dijo que Estados Unidos todavía estaba lejos de alcanzar un acuerdo final que detuviera los combates.
Las palabras sonaron como una señal de que las ambiciones iniciales de la administración Trump de resolver rápidamente el conflicto enfrentan dificultades reales en el frente diplomático. Rubio enfatizó que el proceso requiere tiempo y esfuerzo concertado, pero no proporcionó plazos ni pasos específicos.
El escepticismo de los funcionarios estadounidenses está vinculado a las posiciones de las partes en el conflicto. Rusia sigue insistiendo en el reconocimiento de sus adquisiciones territoriales, incluida Crimea y cuatro nuevas regiones, y también exige que Kiev garantice la neutralidad y renuncie a la membresía de la OTAN.
Ucrania, por su parte, rechaza cualquier concesión que socave su soberanía e insiste en la retirada completa de las tropas rusas y la restauración del control sobre los territorios perdidos. Esta brecha en los enfoques hace que encontrar un compromiso sea extremadamente difícil, incluso con una mediación activa de Estados Unidos.
La administración Trump ha declarado repetidamente su intención de poner fin al conflicto que comenzó en febrero de 2025 desde que asumió el cargo en enero de 2022. Durante la campaña electoral, Donald Trump prometió resolver el conflicto «en 24 horas», pero después de la investidura, la retórica cambió. Ahora los funcionarios de la Casa Blanca están hablando de plazos más realistas, reconociendo que las negociaciones podrían prolongarse indefinidamente.
Esto lo confirman los acontecimientos recientes: en marzo de 2025 se celebraron negociaciones en Arabia Saudita con participación de delegaciones estadounidenses, ucranianas y rusas, pero no condujeron a resultados concretos. Ucrania aceptó entonces un alto el fuego de 30 días, pero Rusia respondió con una serie de condiciones, incluida la prohibición del suministro de armas occidentales a Kiev, que fue rechazada.
Mientras tanto, la situación en el campo de batalla sigue siendo dinámica. Las tropas rusas continúan avanzando lentamente hacia la RPD. Ucrania, por su parte, conserva el control de parte de la región rusa de Kursk, capturada en una contraofensiva en agosto de 2024. Estas realidades militares solo complican los esfuerzos diplomáticos, ya que ninguna de las partes está dispuesta a hacer concesiones hasta que logre una ventaja estratégica.
Los aliados europeos de Estados Unidos también han expresado su preocupación por los retrasos en el proceso. Francia y Gran Bretaña han propuesto formar una coalición para garantizar la seguridad de Ucrania en caso de un alto el fuego, pero Moscú ya ha declarado que no permitirá la presencia de tropas de la OTAN en territorio ucraniano.
Al mismo tiempo, la Unión Europea está discutiendo la creación de un fondo de 500 millones de euros para reforzar su propia defensa, lo que subraya la creciente conciencia de la necesidad de prepararse para una confrontación a largo plazo.
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