Nueva York, 18 jul (EFE).- Un carguero griego cargado con 800.000 barriles de petróleo iraní que fue requisado en las costas de Texas este año por orden de un tribunal federal lleva varios meses varado sin que ninguna compañía se aventure a descargar los barriles por temor a represalias del gobierno iraní.
El Wall Street Journal relata hoy que el carguero Suez Rajan fue interceptado y su propietario griego acusado de evadir las sanciones impuestas por Washington a quienes rompan el embargo comercial a Irán, y tras ello fue conducido a unas 65 millas náuticas de Galveston, en la costa texana del Golfo de México.
Pero las compañías especializadas en este tipo de operaciones -conocidas como «lightering» o gaberraje- se han negado una tras otra a llevarlo a cabo porque temen ahora ser objeto de represalias por parte de Irán, algo que no es descartable porque varias de ellas tienen lo que el diario llama «exposición de uno u otro modo en el Golfo Pérsico», uno de los principales focos petroleros mundial.
Las fuerzas armadas iraníes se han incautado de varios cargueros en los pasados meses -la última de ellas, un carguero panameño el 3 de mayo- cuando atravesaban el Estrecho de Ormuz, y aunque no hubo explicaciones oficiales, fuentes estadounidenses lo atribuyen a represalias por las consecuencias del embargo.
Estos incidentes demuestran, como dice el rotativo, la dificultad del gobierno estadounidense de hacer aplicar el embargo a Irán, y máxime en un momento en que trata de abrir una vía negociadora paralela con el régimen de Teherán para acotar su programa nuclear.
Todo ello cuando el propio régimen iraní, «apestado» durante años en una región donde se le oponían ferozmente las dos potencias regionales -Arabia Saudí e Israel-, ha entrado en un deshielo con la monarquía saudí que parece señalar un retorno a unas relaciones menos crispadas con todos sus vecinos de la zona.
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