¿Y la oposición?


Rosario Espinal

El momento es ideal para el fortalecimiento de la oposición política. El Gobierno ha cometido serios errores en lo que va de año, el PLD lleva muchos años en el poder, y hay fuertes tensiones en el partido.

No obstante, las encuestas de todos los litorales políticos muestran que el PLD lleva mucha ventaja al PRM en la preferencia partidaria de la ciudadanía. Vale entonces preguntar: ¿por qué?

Podemos enumerar varias razones:

Una, los dos partidos principales de oposición (PRSC y PRD) se dividieron, se debilitaron electoralmente, y han establecido alianzas con el PLD. Ninguno de ellos representa una opción importante de oposición.

Dos, el PRM, producto de la división del PRD, no ha logrado a la fecha proyectar una plataforma propia que entusiasme amplios segmentos de la ciudadanía. Además, la dirección del partido está fraccionada, con aspirantes a la presidencia que necesitan apoyarse mutuamente en vez de enfrentarse o transitar caminos paralelos.

Tres, los partidos minoritarios siguen dando muestras de no crecer electoralmente. Muchos de ellos están oficialmente en alianza con el PLD, o trabajan para el retorno de Leonel Fernández al poder, o salieron del PLD y por tanto carecen de credibilidad alternativa.

Cuatro, con excepción de Ramfis Trujillo, que ha calado en un segmento autoritario de la población, no ha surgido una figura que se coloque favorablemente en el mercado electoral. Es decir, el fenómeno del “outsider” sigue ausente en la política dominicana.

Cinco, los movimientos sociales se han debilitado. Hasta Marcha Verde, que concitó tanto apoyo en el año 2017, se ha desvanecido. Los grupos partidarios que la apoyaban están ahora en labores proselitistas propias del ciclo electoral, mientras otros líderes del movimiento, que no tenían afiliación partidaria, están forjando nuevos movimientos políticos como ejemplifican los grupos Bien Común y el País que Queremos. Es decir, de potente movimiento social, Marcha Verde se ha desintegrado en conformaciones políticas débiles.

En los últimos años se ha hablado mucho del estado de la oposición política en la República Dominicana. Unos opinan que no hay oposición y otros que sí, unos la califican de ineficaz y otros consideran que hace su trabajo. En su defensa, los dirigentes de oposición han expresado que es estrategia del Gobierno decir que no hay oposición, y, a partir de ahí, buscan sacar el tema de la discusión.

El problema es que mes tras mes, año tras año, la población ha dicho en encuestas de distintos litorales políticos que prefiere al PLD sobre los demás partidos. Este es un insumo básico con el cual tienen que trabajar los partidos de oposición para avanzar. El engaño no es buen guía político.

Por otro lado, plantear que la ciudadanía está drogada políticamente por los empleos públicos y programas sociales del Gobierno tampoco debería servir de consolación explicativa a la oposición.

Hay un gran descontento político en el país que los partidos de oposición no logran capitalizar a su favor. Ahí radica el desafío.

Indiscutiblemente es difícil sacar un partido dominante del poder, en un contexto donde la oposición se ha fragmentado y debilitado. Precisamente por eso, en vez de engaños, la oposición, para crecer, necesita mayor inteligencia política, mejor estrategia, y mejores políticos.

A un año de mayo 2020, el tiempo es corto para articular proyectos ganadores, por lo que, el PRM, que cuenta con la principal base electoral fuera del PLD, necesita enfocar mejor sus cañones. Para ganar, necesita arrebatarle al PLD cerca de 15% de los votos. ¡Arduo trabajo!

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