Literatura y la función socio-cultural del escribidor…

(Prólogo al libro: ¨Poemarios Reunidos¨…, de mi autoría)

La poética del poeta: visión de su misión en su visión misionera…

(¨Comprendí que el trabajo del poeta no está en la poesía,sino en la inserción de razones para que la poesía sea admirada¨. Jorge Luis Borges)

¨La soledad nos hizo trizas, pero quedó rodante la palabra¨, así reza uno de los versos de¨Baladas de mi país¨, mi primer libro de poesía, 1981, y este verso, de uno de los poemas, lo he retomado, recuperando, quizás reivindicando, probablemente, pues es un sentir, un vivir, un presentir propio. Aprovecho una expresión particular para robustecer otra obra más amplia, más ampulosa, tal vez más sonora. Esto es, reunión de todos mis poemarios publicados, hasta la fecha. Supongo, o más bien sugiero, que es una señal de que aún se mantienen rodando mis palabras, ya en versos floridos, ya en versos sociales, ya en versos apasionadamente íntimos, o alucinados -como el último poemario, editado en el 2023-…

Esta edición de todas mis creaciones poéticas reunidas (1977-2023), por ahora, se podría decir que es ¨incompleta¨, porque aún no he terminado de versificar, y es de mi entera satisfacción, estimulativa, seguir versificando. Y, en efecto, mientras me quede un hálito poético, una memoria que escribir, una conciencia nítida que manifestar, estaré ¨construyendo¨ versos, pues si bien la comunicación social, como oficio, como catedrático, podría decirse que es mi faena, mi labor diariamente encaminada, la versificación, por antonomasia, es mi pasión, tal vez mis dominios y mis demonios fantasiosos, y a la vez mi estética propagandística, en tanto comunicación de deseos, necesidades, aspiraciones, inquietudes, actitudes; todos envueltos en u embalaje artístico.

Y esto no es óbice para dejar de señalar que las demás manifestaciones de la literatura en general (narrativa, ensayo, teatro, etc.), sean, funjan de entretenimientos escriturales, de prácticas creativas unipersonales; porque eso, y mucho más que eso, es la literatura: diversidad, variedad, recreatividad, práctica creativa, una ideología estratégica. Un mensaje velado o develado es la poesía, ¨como conocimiento y representación sensible, acto literario y de pensamiento en la individualidad de la escritura…¨ (como diría nuestra poetisa galardonada: Soledad Álvarez).

Y es que la literatura es un arte. Arte de la palabra. En la literatura encontramos todas las manifestaciones de la creación artística, expresadas a través de géneros específicos (su estructura, la forma de plasmar la obra) que desarrolla un tema, una historia individual o social, un sentimiento, una situación dada, un ápice moral, un sesgo ético, realizado por el hombre en la sociedad. Como arte, la literatura pertenece al renglón de la poesía, que es uno de los elementos componentes de las denominadas ¨Bellas Artes¨, es decir, arte del tiempo, del ritmo, y entran en la poesía, la narrativa –cuento y novela-, la versificación, el drama, el ensayo, el guion de cine -este último, en su tratamiento literario-.

La música es otra de las denominadas bellas artes que pertenece al tiempo, al ritmo, y en ocasiones sirve de apoyatura al drama -teatro-, a la danza y al cine.

Y junto a la poesía son consideradas como artes de la creación (Poyesis).

En tanto, artes del espacio son la arquitectura, la pintura, la escultura y la danza; artes imitativas (mimesis) porque recrean una realidad, no la crean, la imitan o la replantean; por supuesto hay que hacerlo con originalidad, fantasía, destreza, estilización e inteligencia creativa.

La poesía o la literatura como arte a la vez se expresa a través de los llamados géneros literarios, conformando el conjunto de obras de una nación, una región, el mundo, una época, y a veces se manifiestan en un estilo específico o híbrido (forma de escribir con un ritmo apropiado, y a veces personalizado, según la especificidad de cada autor) o una temática social o motivacional, también específica, distintiva.

Y el estudio de esos géneros, de esas obras, se le llama crítica literaria, y su forma genérica es el ensayo.

La literatura como obra artística es producto de la creación humana y tiene como objeto motivar al lector en dos factores, a saber:

1. La estética, y 2. La conciencia social.

1. La esencia estética es abstracta, y crea una emoción, una satisfacción sentimental, que puede ser superficial o profunda; esto es, parte de la impresión interna del perceptor- lector. Es lo que éste siente en un momento determinado; surge como una admiración que puede o no le inspirarle, y causa respeto y hasta la imitación o recreación que la obra leída, analizada, podría lograr. La estética, siempre sublime, admisible deviene como una categoría que conlleva un elemento comunicacional, una transmisión de aspectos artísticos que caracterizan a un autor, su talento, su creatividad, su inteligencia para fusionar en la obra elementos sociales o de la naturaleza.

Se puede decir que la emoción estética es creadora en la medida en que el sujeto contemplador-lector de la obra se convierte en creador, a la vez, en tanto sugiere, critica a favor o en contra, engrandece o denigra la obra (críticas constructivas y/o deconstructivas); es decir, crea juicios de valor sobre la obra, que pueden influenciar, en un momento determinado, sobre los demás sujetos, inclusive al creador.

También influye el conocimiento del arte literario. Mientras más conocimientos se tienen de los diversos géneros, de las estructuras con que se configuran las obras, de sus tendencias filosóficas o ideológicas, de sus características sociales, mejor puede el lector crearse criterios de la misma. Y pienso además que el creador puede multimanifestarse ¨mucho mejor¨, o más apropiadamente. La teoría literaria hace aportes influenciadores en la creatividad de la obras.

El conocimiento, la formación espiritual en el arte literario es imprescindible, imperativo, activo, ligeramente trascedente, a la hora de valorar una obra en sus diferentes aspectos formales e ideológicos -en tanto manifestación de ideas-. Y, asimismo, conocer es crear, enjuiciar, valorizar objetivamente. No superficialmente o por un gusto simple y chabacano.

En otro orden, la estética conlleva la transmisión de un mensaje, que analizado por las disciplinas que estudian la conducta humana (psicología, sociología, antropología, economía, y otras disciplinas del conocimiento, como la semántica y la axiología -en su renglón ético-), tratando de descubrir sus deseos, aspiraciones, temores, dudas, estilo de vida, nivel de instrucción, coeficiente de la inteligencia -racional o emocional-, poder adquisitivo económico, estrato social a partir de sus ingresos, las sensibilidades sociales a partir de su concepción del mundo, en donde se refleja su filosofía de la vida (que es abstracta, metafísica, puesto que es una percepción-concepción mental, no una realidad objetiva, en todo el sentido de la palabra, aunque surge a partir ella. Decir que la concepción filosófica es una realidad sería un esperpento histórico, un suicidio intelectual, el Sísifo iluso, que rueda la bola pétrea, y por demás petrificada en el tiempo, hacia la cima de la montaña y que se devuelve rodando cada vez más hacia la sima del abismo, ya deformada). Y aquí entra el factor 2: la conciencia social.

Y es que la poesía es comunicación, manifestación estética, expresión ideológica. Un sentir. Un decir. Un quehacer.

Y en ese mismo sentido el autor se reconoce en su estética, en su escritura. La verdadera imagen de auto reconocimiento está en un colgante espejo en que uno se ausculta, fijándose, quizás, en sí mismo. Mis primeros espejos fueron libros socialistas, que si bien cargados de una estética apreciable, tenían un peso específico atiborrado de filosofía e ideología con pretensiones universalistas, con un dogma de poseer la verdad absoluta, aunque altamente socializada, y aún conservo un gran porcentaje de sus estigmas posibles, de sus paradigmas socializantes, pero me siento apegado a la tierra, no en la luna lunera, sino a una posible verdad inmediata, no superficial. Más realista que idealista.

Y esos primeros pasos socializantes se reflejan en mi poesía primera y en la última, pues no he abdicado de la justicia social en democracia, de la búsqueda de la libertad. Y me siento bien, ¿por qué no?, en función de un símil. De ágil metáfora. Es decir, en cambio sistemático, lento, pero dialéctico. Pues no todo es absoluto, aunque hay que ver la dialéctica en función totalizadora, surgida en todo. Es la mayor ley que rige el mundo. Es su naturaleza. Y el poeta también se dialectiza. Cambia. Se transforma. Sigue adelante con nuevos rumbos.

Empero, debo reconocer que hay muchas y diversas lecturas, híbridas, heterodirigidas, que accionan al ser –individual o social- hacia instancias desconocidas, pero saludables, siempre en la búsqueda de la verdad. Quizás tratando de reconocerse como un Sócrates moderno. Y es que la literatura ¨…es una actividad continua llena de altibajos y al mismo tiempo una tarea indispensable, apasionada, fuente nutricia de ideas y acciones¨ (José Alcántara, ¨La aventura interior).

El conjunto de estos poemas está representado por 15 libros, publicados entre 1981 (Baladas de mi país) y 2023 (La Ariádnidael mundo que alucino cuando sus ojos me miran) que espero, en la medida del tiempo y de lo posible, aumente. Además hay una sección de Poemas Dispersos que he denominado: ¨De poetas, divas y mortales¨, escritos entre 1977 y 2017; son poemas de ocasión, de efemérides, coyunturales, cuya disyunción permite celebrar el momento, y su conjunción en esta obra cuasi total aumenta, o aumentará su caudal versístico, en tanto sigo versificando, aún, rodando la palabra…

Se notará disimilitud, desnivel en cuanto a la forma, las relaciones sintagmáticas y en su diversidad neológica-lexical, y el orbe que sustenta el plano del significado, desde el primer libro (en tanto libelo ideológico, y no por ello peyorativo) y los sucesivos, y los últimos. No obstante, no reniego de ese primer poemario, por muy ingenuo o simple o fuertemente ideológico-tendencial que parezca, ni mucho menos en el estilo o la forma. Sería un infantilismo intelectual (Lenin decía ¨Infantilismo pequeño burgués¨); pecaría de un ¨vivo¨ hipócrita inconsecuente con su propia causa; sería un despropósito cínico, pecaría de un ¨renegado¨ inconsecuente (un izquierdista pro chino espetaría ¨Un revisionista intranscendente¨). Pues es el producto de la formación primera, del nivel formativo de escribidor que busca la madurez en la práctica escritural, mientras crece que la formación del pensamiento, del intelecto, avanza, se dialectiza (como ya especulé más arriba).

Cada etapa de la formación del escritor tiene sus designios espirituales. En términos de conocimientos y actitudes (y por qué no, de aptitudes), por igual. Y es que ¨…cada época tiene sus esquemas de conductas, sus propios valores, sus divisas perentorias… y nadie puede sustraerse a realidad tan demostrable, configurada por la características de cada edad histórica..¨ (La conjura del tiempo, José R. Lantigua).

En estos Poemarios Reunidos, de mi autoría, hay, en cuando al contenido, una evolución palpable, parpadeante, acorde con el surgimiento de los parámetros de la nueva sociedad, de los nuevos paradigmas, con las nuevas tendencias de convivencias y distensión, y también de distinción convivencial, que manifiestan intereses por un mejor y mayor estilo de vida, algunos impuestos, y a propósito, desde la desaparición del ¨Muro de Berlin¨ y el ocaso de la famosa ¨Guerra fría¨. Y la poesía se adapta a esos designios, adopta los signos vitales de la humanidad.

Es una de las funciones de la ¨Poética¨, y del poeta. Estar al lado de los mejores intereses, es su misión. Saber escoger lo más diáfano y sano, debe ser su visión. Pero despojado de todo tipo de ideología absolutista (política, filosófica, religiosa, económica, amorosa…) que le coarte su libre pensar. Decía el insigne y ¨apóstol¨ José martí que ¨…una de las libertades del hombre en sus contradicciones es contradecirse a sí mismo…¨, llegado el momento que su pensamiento sea quebrado por los nuevos tiempos; quiero decir, que se vaya quedando obsoleto. Hay que avanzar, ¨positivamente¨ hablando (sin tener que acudir a Comte, con su socio-filosofía positivista).

Pero la ¨…literatura es fuego¨, como se atrevió a decir Vargas Llosa, alegre o rabioso, da igual, pero convincente de sí mismo, consigo mismo, y pienso a su vez que para crearla hay que enrolarse en el humo de sus llamaradas, en la poyesis de la fragua, en su mímesis calcinante, en la sinéresis del valor, en la metáfora de la aventura, en el oxímoron disímil del sacrificio, en tanto se investiga, se crea y se promociona con responsabilidad, Contra viento y marea (V. LLosa), y a contrapelo de las ¨Las malas horas¨ (García Márquez), de la ¨Conjura del tiempo¨ (J. R. Lantigua), en cada ¨Odisea¨ (Homero), en cada ¨Circulo del infierno¨ (Dante), en cada ¨Vuelta al mundo en 80 días¨ (J. Verne)…

Que sea pues, amigo lector, de agrado, la lectura o relectura de estos versos, algunos conversos, otros en reversas, pero poemas en fin, para que siga ¨…rodante la palabra¨, de mano en mano, de boca en boca, de estación a estación (siendo la primavera mi preferida…); que no se detenga, ¨…que vaya y que venga, y no se entretenga¨, manifestándose en el mundo, como arte, como comunicación, como entretenimiento, como concientizadora, en tanto replanteadora de una realidad, en donde quizá no hay que

¨Cambiar la vida¨ (A. Rimbaud), pero que se hace pasible de ¨Transformar el mundo¨ (K. Marx), para ¨…que el hambriento comprenda que la vida le pertenece¨ (J. V. Renaud), pero destacando, tomando en consideración que ¨Todo acto o voz genial viene del pueblo¨ (C. Vallejo). Es mi poética y la suscribo.

Federico Sánchez (FS Fedor).

Primavera del 2024.

El autor es periodista, publicista, cineasta, catedrático. Escritor (poeta, narrador, dramaturgo, ensayista).

E-Mail: anthoniofederico9@gmail.com. Face Book.

Wasap: 809- 353-7870.

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