La tiranía del dólar, ¿es hora de un ‘cambio de régimen’?

El porcentaje de EEUU en la economía mundial ha ido menguando durante varias décadas. Las naciones que un día aceptaron la hegemonía del dólar hoy dan los primeros pasos para abandonar el dominio de la moneda estadounidense, destaca el periodista Peter Coy.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, aseguró en septiembre pasado que es absurdo que las empresas europeas «compren aviones europeos» con dólares y no con euros.

En marzo, China desafió el dominio del dólar en los mercados de energía tras lanzar contratos de futuros denominados en yuanes. A su vez, Rusia se deshizo de la mayor parte de los bonos del Tesoro de EEUU.

«Estas perturbaciones en fila no son una buena noticia para Washington. (…) Si el dólar pierde su rol central [en la economía mundial], lo que no será una amenaza inminente, EEUU será más vulnerable que en el caso en que pierda la confianza de los inversores», escribe Peter Coy en su artículo para Bloomberg

Como consecuencia, la Reserva Federal podrá verse obligada a aumentar la tasa de interés «hasta niveles dolorosos» para poder evitar que el dinero especulativo se fugue del país.

Aunque «una seria erosión» del estatus del dólar podría tardar años, EEUU ya no puede dar por hecho su dominio, opina el economista Barry Eichengreen de la Universidad de California en Berkeley.

Sanciones, el mayor riesgo para la moneda

El mayor riesgo para el dólar es que EEUU pueda pasarse de la raya a la hora de aplicar sanciones contra Irán y los Estados que llevan negocios con el país persa. Esta es la razón por la que los líderes europeos están trabajando abiertamente para crear un sistema de pagos que permita a las compañías europeas llevar negocios con Irán sin ser golpeadas por EEUU.

Si bien los resultados de su trabajo aún no pueden verse, su cooperación tiene que ser considerada en el marco de un descontento generalizado por el dominio del dólar, opina el autor del artículo.Coy considera que la reintroducción de las sanciones contra Irán por parte de Trump viola dos principios clave señalados por el exsecretario del Tesoro Jacob Lew.

Lew declaró que el exceso de sanciones era capaz de perjudicar el liderazgo de EEUU en la economía mundial y que para cambiar la conducta de otros países, al contrario de lo que piensan muchos, es necesario que Washington alivie las sanciones.

¿Cuál es el mayor desafío para el dólar?

El mayor desafío a largo plazo para el prestigio del dólar es el llamado ‘dilema de Triffin’.

En 1959, el economista belga Robert Triffin se percató que EEUU debería tener un déficit comercial para poder suministrar dólares al resto del mundo.En este caso, los socios comerciales del país norteamericano guardaban dólares (que ganaban con ayuda de la exportación) en sus cuentas de reserva en vez de gastarlos en compra de bienes y servicios estadounidenses.

Por otro lado, el déficit comercial crónico puede ser peligroso para la economía estadounidense dado que en este caso disminuye la confianza en el dólar.

Precisamente este problema obligó al presidente Richard Nixon a tomar la decisión de abandonar la convertibilidad del dólar en oro en 1971.

Un privilegio o una deficiencia

El rol del dólar en la esfera financiera global «es un privilegio exorbitante». Eso fue lo que declaró en 1965 el entonces ministro de Finanzas de Francia, Valéry Giscard d’Estaing. Con esta expresión el político galo, quien llegó a ser presidente del país, se refirió al hecho que EEUU obtiene un tipo de crédito permanente y sin intereses del resto del mundo cuando sus dólares se conservan en el extranjero.

La Oficina de Grabado e Impresión del Tesoro de EEUU gasta tan solo un par de céntimos para producir un billete de 100 dólares mientras que otros países para obtener este billete tienen que producir bienes y servicios por un valor de 100 dólares.Aparte del evidente beneficio, este privilegio también tiene una deficiencia. La demanda por dólares dispara su tipo de cambio en relación a otras monedas lo que hace que productos estadounidenses sean menos competitivos en los mercados mundiales.

«Si otros países de repente deciden usar sus dólares para comprar bienes y servicios, EEUU tendrá mucho trabajo que hacer, mientras que los consumidores deberán cambiar su estilo de vida por encima de sus posibilidades al de una vida por debajo», escribe el periodista.

Actualmente, la principal pregunta es cómo se puede mantener el estatus global del dólar. A este respecto el autor del artículo propone tres métodos.

El primer método trata de la conservación de alianzas diplomáticas. Otro método radica en hacer que los dólares sean más asequibles para los socios comerciales de EEUU, tal y como la Reserva Federal lo hizo por vía de líneas swap durante la crisis financiera global. Y el tercer método implica que Washington deje de usar el dominio del dólar como garrote contra sus aliados.

En las palabras de Jacob Lew, concluye el autor, «cuanto más condicionemos el uso del dólar y de nuestro sistema financiero con el apoyo de nuestra política exterior, mayor será el riesgo de migración hacia otras monedas y otros sistemas de finanzas a mediano plazo».

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