Carly Gregg fue declarada culpable, sin derecho a libertad condicional, por tres cargos de asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas.
Carly Gregg, la estadounidense de 15 años condenada a cadena perpetua por asesinar a sangre fría a su madre y dispararle a su padrastro, rompió en llanto al escuchar el veredicto del jurado este viernes.
La adolescente fue declarada culpable, sin derecho a libertad condicional, por tres cargos de asesinato en primer grado, intento de asesinato y manipulación de pruebas. En el momento en que se leyó el veredicto de culpabilidad y la sentencia, su expresión facial se transformó y era de tristeza y dolor. No pudo contener las lágrimas y su abogado intentó consolarla.
Sin embargo, en una audiencia el día anterior, Gregg fue captada por las cámaras de la sala tratando de reprimir la risa, tapándose la boca con la mano, mientras el jurado escuchaba las pruebas en su contra.
Gregg le disparó tres veces en el rostro a su madre, Ashley Smylie, dentro de su casa familiar en Misisipi, el pasado 19 de marzo, cuando aún tenía 14 años. Luego, engañó a su padrastro, Heath Smylie, para que volviera a casa antes, donde le disparó a bocajarro, pero solo consiguió rozarlo en el hombro. Su defensa aseguró que había actuado debido a una «crisis» que sufrió por problemas de salud mental. Intentaron presentar una defensa basada en demencia, pero la Fiscalía se centró en dejar claro que «ella sabía lo que hacía» y que había actuado con premeditación.