Por Iván Suriñach
René Fortunato fue un cineasta dominicano emblemático, reconocido por su aporte fundamental a la cinematografía documental y a la preservación de la memoria histórica nacional. Su trayectoria comenzó temprano, a los 16 años (1974), en el cine aficionado, y tres años más tarde ingresó profesionalmente a la Productora Fílmica Dominicana encargándose del departamento de sonido, donde adquirió experiencia en edición y musicalización de material audiovisual.
Desde sus inicios, también se involucró en el periodismo cultural y la crítica de cine en varios periódicos importantes de República Dominicana, como Listín Diario, El Caribe y Última Hora, lo que fortaleció su visión crítica y narrativa audiovisual. Paralelamente estudió Comunicación Social en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1982-1985), lo que consolidó su formación académica.
Su primera producción documental en 1985, Tras las huellas de Palau, fue un homenaje al pionero dominicano del cine Francisco Arturo Palau, marcando desde el principio su inquietud por rescatar la historia y la identidad dominicana a través del cine. Este enfoque histórico y cultural sería la columna vertebral de toda su obra.
Su salto a la fama se concretó con Abril: La trinchera del honor (1988), un documental que reconstruye la compleja historia política dominicana tras la muerte de Trujillo y la guerra civil de 1965. Este largometraje fue pionero en la región caribeña y recibió reconocimientos internacionales, destacándose en festivales y consolidando a Fortunato como un documentalista riguroso y comprometido con la verdad histórica.
A partir de entonces, Fortunato emprendió proyectos de gran envergadura y profundidad como la trilogía Trujillo: El poder del jefe (1991-1996), que documentó el régimen dictatorial de Trujillo con un sólido respaldo de material fílmico de época. También realizó series documentales sobre Joaquín Balaguer, como Balaguer: La herencia del tirano y La violencia del poder, así como biografías políticas como Bosch: Presidente en la frontera imperial, siempre con la intención de exponer episodios trascendentales que definieron la historia política dominicana.
Uno de sus aspectos más destacados fue la documentación rigurosa y el compromiso ético con la memoria nacional, sirviendo no solo como cronista audiovisual, sino también promoviendo conciencia histórica en la sociedad y en futuras generaciones de cineastas dominicanos. Además, fundó la empresa Videocine Palau, Inc., desde donde impulsó la producción y distribución de cine documental nacional.
Su visión creativa se basó en la convicción de que el cine debe ser una herramienta de memoria, identidad y crítica social, lo que implicó luchar contra las limitaciones de un país con escasas políticas de apoyo al cine documental. Renunció a empleos en el sector privado para dedicarse íntegramente a su pasión, enfrentando los desafíos de financiar y difundir un cine con fuerte compromiso social y didáctico.
En sus últimas producciones, como El triunfo de la democracia (2025), Fortunato continuó explorando momentos claves de la historia política dominicana, mostrando la transición y los conflictos que marcaron el fin del autoritarismo balaguerista y la consolidación democrática. Su legado artístico, de más de 30 años, es una fuente insustituible para entender la historia del país y una inspiración para la cinematografía dominicana contemporánea.
En suma, René Fortunato se distinguió por su tenacidad, acuciosa investigación, y profunda vocación nacionalista y social. Su carrera demuestra cómo el compromiso con la historia y la memoria puede convertirse en un cine de identidad, capaz de transformar la narrativa cultural de una nación.
La última obra de René Fortunato, El Triunfo de la Democracia, ha tenido un impacto significativo en la memoria histórica dominicana al aportar un valioso documento audiovisual que reconstruye con rigor y sensibilidad un periodo crucial de la historia política nacional: la lucha por la democracia entre 1974 y 1978, la campaña racista contra José Francisco Peña Gómez, la violencia electoral y la caída del régimen de Joaquín Balaguer.
Presentado en el Senado y en salas nacionales, el documental es considerado un aporte histórico y cultural que busca preservar la memoria colectiva, invitando a las presentes y futuras generaciones a no olvidar los sacrificios y desafíos para establecer una verdadera democracia en el país. La obra destaca la figura de Peña Gómez como un líder que enfrentó el racismo con una defensa elocuente de su identidad dominicana y aceleró el curso político que puso fin a la dictadura balaguerista.
Además, El Triunfo de la Democracia reafirma el compromiso de Fortunato con el cine como herramienta de reflexión social y política, consolidando su legado como cronista audiovisual que conserva y dignifica la historia dominicana. La obra ha sido ampliamente valorada por su rigor en la investigación, uso de imágenes y sonidos auténticos de la época, y su capacidad para conectar con el público en un diálogo sobre justicia, identidad y democracia.
En suma, la obra no solo preserva momentos difíciles y convulsos de la historia dominicana, sino que también fortalece el conocimiento y la conciencia histórica del país, dejando un legado insustituible en la cultura y memoria nacional.
Descubre más desde Notiultimas
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
