¿Por qué atemoriza a Occidente pasarle a Ucrania los activos rusos confiscados?

Más de 300.000 millones de dólares en activos rusos fueron congelados en bancos occidentales en febrero de 2022, tras la escalada de la crisis ucraniana, que pasó a ser una guerra de poderes entre la OTAN y Rusia. No obstante, hay argumentos de por qué Estados Unidos y sus aliados no pueden arrebatar los fondos o dárselos a sus apoderados en Kiev.

La batalla política por los activos estatales rusos atrapados en el extranjero sigue intensificándose. La semana pasada, los líderes de la Unión Europea aprobaron en principio una controvertida medida que permite al bloque obtener beneficios de los activos rusos para destinarlos a la «reconstrucción de Ucrania», y pidieron a la Comisión Europea que «acelere los trabajos con vistas a presentar propuestas en este sentido».

Al otro lado del Atlántico, las autoridades estadounidenses también han intensificado sus esfuerzos para tratar de hacer uso de los activos rusos confiscados, aunque hasta ahora se han limitado a negociaciones entre bastidores en los pasillos del poder, lo que es ocasionalmente informado por los medios de comunicación.

Los debates sobre las justificaciones legales para expropiar los fondos rusos o, al menos, extraer los intereses, llegan en un momento difícil para los patrocinadores de la guerra de poderes ucraniana, ya que los legisladores occidentales con el poder de repartir dinero extra para Kiev, así como el público en general, están centrando su atención en la crisis palestino-israelí. La reevaluación de las prioridades no podría haber llegado en peor momento para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cuya dependencia de las dádivas occidentales ha alcanzado proporciones peligrosas.

No se puede simplemente gastar los activos rusos embargados

En realidad, confiscar los activos congelados de Rusia y entregárselos a Ucrania es más fácil de decir que de hacer, y más de 20 meses de amenazas y conversaciones sobre el asunto aún no han dado sus frutos para los defensores de la idea en Washington, Bruselas y Kiev.

Parte del problema puede estar relacionado con las dificultades para encontrar el dinero. Aunque inicialmente se informó de que 300.000 millones de dólares en fondos del Banco Central ruso habían quedado atrapados en el extranjero en febrero de 2022, expertos financieros con sede en Washington revelaron a finales de este año que la cantidad real incautada se acercaba más a un monto entre 80.000 y 100.000 millones de dólares, y que EEUU y la UE han tenido problemas para encontrar los fondos congelados.

El pasado mes de febrero, Bloomberg informó que, en realidad, la UE (que se estimaba que contenía más de dos tercios de los fondos expropiados para empezar) solo había encontrado hasta la fecha 36.500 millones de dólares.

Peligro para la reputación

Pero el verdadero problema no es técnico ni jurídico, sino que tiene que ver con los riesgos para la reputación. En un artículo de opinión publicado el 5 de noviembre en Financial Times, el comentarista Martin Sandbu explicó que los «obstáculos jurídicos» son solo la «justificación ostensible» para explicar la imposibilidad de entregar el dinero ruso a Ucrania, ya que, en teoría, los países occidentales podrían unirse a Canadá para introducir cambios en la legislación y citar argumentos jurídicos alegando que Rusia no tiene «ningún recurso legal» sobre su dinero para justificar la requisición y transferencia.

Pero Occidente no ha actuado contra Rusia, ante «el temor de que la confiscación de los activos rusos haga que otros países no occidentales retiren sus propias reservas de EEUU, por si algún día se les pudiera aplicar el mismo trato», señala el observador.

«La preocupación podría desestabilizar el sistema financiero mundial y, en particular, disminuir los inversores cautivos del dólar y el euro entre los gestores de reservas de los bancos centrales. El Banco Central Europeo ha emitido una enérgica advertencia a los responsables políticos europeos en contra incluso de gravar con impuestos a las empresas de la UE que obtengan beneficios inesperados de los activos rusos bloqueados, que parece ser lo máximo que la coalición de sanciones está dispuesta a contemplar actualmente,» considera Sandbu.

Y aunque el comentarista se pasa el resto del artículo de opinión sugiriendo que este peligro es exagerado, y exigiendo que las reservas rusas sean requisadas y transferidas «de inmediato» antes de que termine el conflicto ucraniano, la realidad parece otra, con grandes potencias que han pasado décadas engordando las entidades financieras occidentales y subvencionando el desarrollo de Occidente ahora pensándoselo dos veces antes de aparcar activos en EEUU y Europa después de ver lo que se le hizo a Rusia.

Los reguladores chinos, por ejemplo, celebraron el año pasado una conferencia de emergencia con los principales bancos nacionales y extranjeros para buscar formas de proteger los activos de la República Popular China en caso de que Estados Unidos impusiera sanciones similares a las impuestas a Rusia. Pekín, para que conste, es uno de los mayores acreedores extranjeros de Washington, ya que posee aproximadamente 860.000 millones de dólares solo en bonos del Tesoro estadounidense y acumula activos en el extranjero por valor de casi 10 billones de la divisa verde.

Arabia Saudita, otro gran acreedor e inversor en Estados Unidos y Europa, cuya lealtad es crucial para apuntalar el petrodólar, también ha observado de cerca las acciones de Occidente respecto a Rusia, y este año tomó importantes medidas para diversificar drásticamente su alineación geoestratégica, normalizando sus lazos con Irán, uniéndose al bloque BRICS y rechazando las peticiones de Estados Unidos de aumentar la producción de petróleo para compensar la recesión económica mundial provocada por la guerra de poderes desatada por la OTAN contra Rusia.

«Si la UE aplica lo que podría llamarse un ‘robo legal’, la reputación financiera de la UE quedaría arruinada entre los países no occidentales. No veo a los inversores de los países del Golfo o de la India o China muy cómodos con esta situación», declaró en octubre a Sputnik el director de la Escuela de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales de París, Jacques Sapir.

Peor aún, de acuerdo con el veterano abogado penalista internacional y de derechos humanos Christopher Black, es que además de constituir un «acto de guerra», la incautación y transferencia de fondos rusos socavaría fundamentalmente el Estado de Derecho en Europa, «porque si pueden hacer esto a Rusia, pueden hacerlo con los activos de cualquier ciudadano. En efecto, los clientes de los bancos europeos no estarían sujetos a la ley, sino a los caprichos de los políticos, lo que socavaría la credibilidad de la UE entre los depositantes extranjeros», informó Black a Sputnik a principios de 2023.

Los riesgos para la reputación son precisamente la razón por la que Suiza, el gigante bancario europeo, se ha negado a considerar siquiera la idea de transferir los 8.000 millones de dólares en activos rusos que congeló en sus arcas. (Sputnik)


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