La paz en Ucrania: Lo que hay que hacer

Apuntes postsoviéticos

Juan Pablo Duch

Conforme se aproxima la llegada del invierno, en Ucrania cobra fuerza la polémica acerca de qué hacer para terminar la guerra, la cual en un año y ocho meses sólo ha traído decenas de miles de muertos y lisiados, así como devastación de ciudades, daños a la naturaleza y sufrimiento a la población civil.

El debate se centra en dos visiones contrapuestas a partir de una coincidencia: el frente de batalla entró en un callejón sin salida, en una pausa estratégica, en una guerra de posiciones; cambian las definiciones, pero la esencia es la misma y ni ucranios ni rusos pueden romper el equilibrio de fuerzas que separan a las tropas a lo largo de mil 200 kilómetros.

La contraofensiva ucraniana, que transcurrió mucho más lenta de lo que esperaba el mando del ejército y sólo ha podido avanzar en una brecha en la región de Zaporiyia de 17 kilómetros de largo por 10 kilómetros de ancho, se ha estancado y se ha diluido. Las tropas rusas tampoco han podido ocupar más territorios y están empeñadas en convertir Avdiivka en un segundo Bakhmut que tardaron meses en conquistar, aun sabiendo que sería una victoria simbólica y no va a alterar el curso de la contienda.

En ese contexto, el comandante en jefe del ejército ucranio, Valeri Zalushni, considera que Ucrania no podrá ganar la guerra, entendida como su meta recuperar las fronteras que tenía hasta 1991 cuando se desintegró la Unión Soviética, sin atender sus carencias más urgentes: aviones para compensar el predominio ruso en el aire; recursos de combate radioelectrónicos para neutralizar los ataques con drones; misiles de mayor alcance para destruir la artillería enemiga; equipos para desactivar los campos minados; sistema eficaz de reservas humanas.

En el otro extremo, que promueve Aleksei Arestovich, ex asesor del gobierno de Kiev que tiene la intención de postularse a la presidencia ucrania el año siguiente, si finalmente se decide celebrar comicios en tiempos de guerra, se insiste en que llegó el momento de negociar con Rusia bajo la fórmula propuesta por Henry Kissinger –paz a cambio de ceder territorio– .

Con el añadido de ingreso inmediato de Ucrania en la OTAN para garantizar su seguridad y el compromiso de no recuperar por la fuerza el área perdida, como hizo Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, y con el tiempo buscar la reunificación por la vía pacífica.


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